“Recuerda lo que dijo
no sé quién: en Italia, en treinta años de dominación de los Borgia, hubo
guerras, matanzas, asesinatos… Pero también Miguel Ángel, Leonardo y el
Renacimiento. En Suiza, por el contrario, tuvieron quinientos años de amor,
democracia y paz. ¿Y cuál fue el resultado? ¡El reloj de cuco!”
Harry Lyme (“El tercer hombre”, 1949)
y más concretamente aquí: en la noria del Prater |
La popularización de términos psiquiátricos ha llevado a que la palabra
psicópata (o psicopatía) sea prácticamente un sinónimo de “asesino en serie”, “asesino
violento” o “delincuente sangriento”, quizá por la tendencia a la hipérbole del
cine y de la televisión en nuestro días.
Sin embargo, el término psicópata o como ahora se conoce “Trastorno
antisocial de la personalidad” remite a otro tipo de personajes, la mayoría de
ellos no especialmente violentos, aunque si definidos por su “conducta no
ejemplar”.
Dr. Robert Hare |
Hay diversos autores, psicólogos y psiquiatras expertos en el espectro
antisocial, entre ellos el Dr. Robert Hare, que define como principales
características de este tipo de personalidad:
- Gran capacidad verbal y un encanto superficial.
- Autoestima exagerada.
- Constante necesidad de obtener estímulos y tendencia al aburrimiento.
- Tendencia a mentir de forma patológica.
- Comportamiento malicioso y manipulador.
- Carencia de culpa o de cualquier tipo de remordimiento.
- Afectividad frívola, con una respuesta emocional superficial, relaciones sentimentales de corta duración. Vida sexual promiscua.
- Carencia de empatía. Crueldad e insensibilidad.
- Estilo de vida parasitario.
- Actitud impulsiva.
- Comportamiento irresponsable.
- Incapacidad patológica para aceptar la responsabilidad sobre sus propios actos.
Como el Dr. Hare es investigador
en psicología criminal, también ha descrito qué como consecuencia de todo ello
existirá una tendencia a la delincuencia incluso desde la edad juvenil, con
versatilidad para la acción criminal, y si han recibido castigo penal, serían
proclives a la reincidencia.
Sin embargo, muchas de las
personas que poseen rasgos de personalidad antisocial (o el kit completo de este diagnóstico) especialmente
si están dotados de una buena inteligencia operativa, nunca han acudido a una consulta médica (ya que no lo consideran necesario) y si han delinquido, los suyos son delitos de "guante blanco".
Mi psicópata “favorito” de ficción
es Harry Lime
La película “El tercer hombre” cuyo
guión firma Graham Greene (que más tarde convirtió en novela corta) nos sitúa
en la Viena de 1947. Y Viena no solo es el escenario del film, sino que es también el paradigma
de la destrucción causada en Europa por la II Guerra Mundial.
La ciudad estaba dividida en
cuatro zonas, bajo control americano, inglés, francés y soviético; había un
centro de control en la Innere Stadt
cuya jefatura se turnaban mensualmente las cuatro delegaciones y por la ciudad
patrullaban, día y noche, grupos
formados por cuatro soldados, uno de cada país.
A esta Viena en claroscuro entre
su majestuosa belleza y la destrucción de la guerra, llega para hacer fortuna
un escritor de noveluchas del Oeste, Holly Martins (interpretado por Joseph
Cotten) que ha sido invitado por su amigo Harry Lime. A su llegada se encuentra
con la sorpresa de que su amigo Harry ha muerto atropellado y conoce a la
enamorada de Harry (la actriz Alida Valli), de la cual también se enamora.
Ante la tumba de su amigo conocerá
también al Coronel Calloway, que le refiere la verdad sobre Lime:
“Era uno de los peores estafadores que se haya ganado jamás su puerca vida en esta ciudad”
Ya que el negocio de Harry Lime consistía
en traficar con penicilina adulterada, jugando así con la vida de seres
indefensos.
Durante la primera
hora de metraje, centrada en su presunta muerte y en los intentos de su amigo
Holly Martins por esclarecer lo que realmente ha pasado, y aunque la
investigación va avanzando y nos presenta a personajes que aportan al relato y
ayudan a definir al protagonista y “mitificar” al fallecido Lime.
Aparecen personajes inquietantes: los socios de Harry |
hasta el vendedor de globos y un niño con un balón, son extraños personajes |
Hasta que aparece Harry Lime (inimitable Orson Welles) |
Pocas veces un personaje que aparece tan poco en pantalla ha marcado tanto una película. Orson Welles se adueña de Lime y ofrece una interpretación antológica, tanto en la memorable escena en la que hace acto de presencia, cuando la luz lo ilumina de forma casual y el esboza una cínica sonrisa, como en su forma de modular la actitud del personaje en el diálogo con Martins/Cotten en la mítica secuencia de la noria del Prater.
En esa sonrisa al saberse descubierto
(sin sentirse culpable) y en los argumentos con que Harry Lime explica a Holly Martins
sus actos (capacidad verbal, manipulación, conducta maliciosa) queda definido
como ningún otro psicópata en la ficción lo que es este trastorno.
El famoso diálogo en la noria |
Se trata de una gran película: un gran escritor, un genial actor (sin
olvidar a Cotten y a la enigmática Alida Valli), un espléndido trabajo del director
y también del encargado de fotografía Robert Krasker.
Y qué decir de la insistente y obsesiva melodía que
interpreta el citarista Anton Karas que
refuerza las expresionistas imágenes de la pantalla.
Ella amaba a Harry, aunque fuera un malvado |