La llave de la felicidad o -al menos- para no sucumbir ante la infelicidad.
La mejor llave para la felicidad: nuestra actitud vital |
Un tutor mío durante la especialidad repetía una frase:
“Los psiquiatras tratamos a personas: algunas de estas personas tienen
enfermedades y otras personas tienen problemas”. En muchas
ocasiones estos problemas, o la forma de encarar los mismos pueden
degenerar en trastorno.
Los nubarrones de nuestros problemas: como afrontarlos |
Por tanto, para que las adversidades o simplemente el
día a día no nos enferme, es importante disponer y ejercer una seria de
actitudes:
1.
El objetivo de nuestra vida. Y que este objetivo sea un
objetivo propio, no vale la pena perseguir metas ajenas o deseables
socialmente.
Nuestro objetivo: el faro que nos guía |
2. Entender nuestras emociones. Un poco de introspección
siempre nos resultará útil para saber porque “nos pasa lo que nos pasa”. Pero
añadiría un matiz, sin exagerar y sobre todo no exigiendo que los demás expresen las
emociones como nosotros creemos que deben hacerlo.
3.
El manejo de la crítica y la comparación. Es bueno tener
un pensamiento crítico, observar y sacar conclusiones. Sin embargo también
puede convertirse en un arma de doble filo. “Autocrítica” sí, pero la
suficiente para mejorar y crecer, no para flagelarnos. En cuanto a la crítica
hacia los demás, es esencial aceptar las diferencias.
Las comparaciones, germen de mucha infelicidad |
4. El agradecimiento. A menudo asumimos una postura
egocéntrica y pesimista. En vez de sentirnos contentos con lo que tenemos, nos
lamentamos por lo que no hemos podido alcanzar y nos quejamos por las cosas que
hemos perdido.
5.
Disfrutar el presente. Es el único momento que existe:
el pasado solo vive en nuestro recuerdo. Y algunos posponen su felicidad para
un futuro, demorando así el goce de las experiencias del momento.
El presente puede ser tan hermoso como una gota de rocío sobre un pétalo |
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