domingo, 16 de febrero de 2014

Emociones en pantalla


En muchas ocasiones personas a las que atiendo me piden que les recomiende un libro para tener una mejor comprensión de su problema, y en algunos casos, para aplicar las soluciones que estos textos puedan proporcionarles. Vaya, lo que conocemos por libros de AUTOAYUDA (y también en las librerías bajo el título “De crecimiento personal”).

Dentro de este grupo de publicaciones, como todo en botica, los hay de variada estirpe. Algunos claros, didácticos, comprensibles y útiles… otros, anodinos o sosos, otros con alguna idea interesante pero repetida hasta el hastío, otros con alguna idea errónea, también reiterada hasta la saciedad… y también aquellos que lo más sólido que venden es humo: humo “positivo”, humo “energético”, humo “metafísico”, humo “mágico”, humo “anticientífico”, humo “natural” y otros.


Sin querer generalizar o pontificar, esta cáustica reflexión mía me ha hecho pensar en otro tipo de ayuda, que recibimos sin apenas darnos cuenta. Aquella que proviene de  la capacidad que tienen algunas historias (cuento, novela, cine, incluso últimamente series de televisión, documentales) para acercarnos a emociones y sentimientos, de una manera indirecta, a través de la sugerencia, la identificación, la reflexión irreflexiva ...como de pasada, y como conectan estas "vidas de otros" con nuestra experiencia y memoria imaginativa.


Y para intentar ilustrarlo, dos ejemplos:

El cartel de "Searching por Sugar Man", Sixto Rodriguez
  •  El documental Searching por Sugar Man” (2012) (que he visto hace poco por televisión, aunque se proyectó a nivel comercial hace unos meses). No cuento la historia, pues vale la pena verlo.
  • Para mí esta obra habla del éxito y del fracaso y de lo relativos que son estos términos. También trata de la curiosidad y de la admiración, de la experiencia de compartir, del germen de lo auténtico y de como se transmite, de la casualidad y sobre todo de la sublime dignidad de vivir la vida de uno, sin resentimiento.



También me he acordado de una película que vi hace más de veinte años, y que en España se estrenó bajo el título de "Querido intruso". 



  • Esta historia, cuyo título original es “Once around” (1991) pertenece al género “comedia romántica norteamericana", aunque fue dirigida por el sueco Lasse Hallström.
  • El arranque de la historia es el de una joven de unos treinta y tantos… hija mayor de familia acomodada, (de origen italiano, con todo lo que ello conlleva en cuanto a protección, amor, relaciones familiares y clan). Su novio la abandona el día de la boda de su hermana… por lo que decide hacer un curso de ventas para “cambiar de aires”, y en la convención se enamora (o algo similar) de un dicharachero, procaz, entrometido y exitoso vendedor mayor que ella. De ahí al final todo es crisis y zafarrancho, entre dulce, divertido y amargo.
  • Pero detrás hay una historia tejida sobre el amor filial cuantas veces poco respetuoso con quien amamos; también sobre la aceptación de la diferencia, y la importancia de discernir entre “príncipes y ranas” (y aprender que son más fiables las ranas de la charca que los príncipes de fantasía). 







En resumen, la vida, lo queramos o no, nos lleva a crecer… 






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