Góndola fúnebre
En 2011,
el Premio Nobel de Literatura se concedió al sueco Tomas Tranströmer (1931) psicólogo, escritor, poeta y traductor. La Academia Sueca le
otorgó este honor “porque a través de sus imágenes condensadas y translúcidas
nos permite el acceso a la realidad”.
Tranströmer
no es muy conocido por el gran público… de hecho creo que pocos poetas contemporáneos
lo son. Sin embargo, su obra ha sido traducida a más de cincuenta idiomas,
entre ellos al español. Ha publicado catorce libros de poemas y también libros
en prosa, entre éstos su autobiografía breve “Los recuerdos me miran”,
publicadas en 1993.
Tranströmer en su juventud |
En ésta,
Tomas Tranströmer relata sus recuerdos desde más o menos los siete años, a la
finalización de sus estudios secundarios en la Institución Södra Latin de Estocolmo.
El poeta ,
que fue criado exclusivamente por su madre -maestra de escuela- tras el
divorcio de sus padres, cuenta en este corto librito sus recuerdos de infancia
y adolescencia. A destacar como
explica su posicionamiento político frente al nazismo siendo muy niño, la
enseñanza de la época y el uso del castigo físico, su fascinación por el latín,
el descubrimiento de la literatura y la poesía (el autor empezó a escribir con
trece años) y sus crisis de ansiedad que le atormentaron durante una época en
la adolescencia:
“De pronto la atmósfera se espesó
de terror en la habitación. Algo se apropió de mi. Inesperadamente, mi cuerpo
empezó a sacudirse. Eran calambres fuera de todo control. Nunca me había pasado
nada igual. A partir de ahí el miedo se profundizó y se hizo un permanente
seguidor desde el anochecer al amanecer.
…
Tenía miedo de deslizarme hacia la
locura, pero por lo demás no me sentía amenazado por ninguna enfermedad –no era
un caso hipocondríaco-, era el poder de la enfermedad el que despertaba el
terror”.
Más tarde,
Tranströmer estudió en la Universidad de Estocolmo y se graduó en Psicología,
Historia de la Literatura e Historia de las Religiones. Mantuvo un fuerte
compromiso social de índole privada, aunque no incluye tema s sociales en sus
poemas y novelas. Su lenguaje expresionista y a veces surrealista, con retratos
aparentemente simples a partir de la vida diaria y del detalle, revela una gran
penetración de la mente humana.
En 1990
sufrió un ictus que dejó paralizado el lado izquierdo de su cuerpo, sin embargo
ha sido capaz de continuar escribiendo y publicando poesía. Su último trabajo
fue publicado en 2004, de título revelador “El gran enigma”.
Veamos un
ejemplo de su poesía:
Góndola funeraria en Venecia |
Góndola fúnebre
número 2
VII
El clavicordio que calló durante todo
Parsifal (aunque estaba escuchando) puede
Al fin decir algo.
Suspiros … suspiros…
Mientras Liszt toca, esta noche, mantiene
Apretado el pedal marino
Para que la fuerza verde del mar suba
A través del piso y se una a todas las piedras
Del edificio.
¡Buenas tardes, bello abismo!
La góndola cargada pesadamente de vida,
Es sencilla y negra.
VIII
Soñé que llegaba tarde el primer día de
clases.
Todos en el salón llevaban máscaras blancas
Sobre el rostro.
Imposible decir quién era el maestro.
Tomas Trastromër
(Traducción de
Roberto Mascaró)
La inspiración de
la inspiración: de la muerte, la música y la poesía
Palazzo Vendramin |
El título
de este poema hace referencia a dos piezas para piano, compuestas por Franz Liszt.
Entre el 19 de noviembre de 1882 y
el 13 de enero de 1883, Liszt visitó a su hija Cosima y a su marido Richard
Wagner en su residencia en el Palazzo Vendramin en Venecia.
Durante
dicha estancia Liszt observó un par de góndolas funerarias y bajo una premonición
compuso las piezas para piano, que se publicaron bajo el título de “Góndola fúnebre, números 1 y 2”.
Wagner moriría al mes siguiente, el 13 de febrero de 1883.
Góndola fúnebre número 2, de Liszt
La fúnebre góndola. Poemas de Tomas Tranströmer |