Si
nos ceñimos a la definición del “Trastorno de ansiedad generalizada” (TAG)
según consta en nuestra “biblia” diagnóstica (criterios DSM-IV-TR) a la espera
que se difunda el DSM-5, podemos leer que:
·
La
característica esencial es la ansiedad
(lógico, ¿no?) y la preocupación
excesivas…
·
… que
se observan durante y período superior a 6
meses…
·
…
centrados en una amplia gama de
acontecimientos y situaciones.
·
El
individuo tiene dificultad para
controlar dicho estado de preocupación.
·
Esta
preocupación se acompaña, al menos,
de otros tres síntomas entre los siguientes:
o
Inquietud
o
Fatigabilidad
fácil
o
Dificultades
para concentrarse
o
Irritabilidad
o
Tensión
muscular
o
Trastornos
del sueño
·
Esta
alteración provoca malestar clínicamente significativo, o deterioro social,
laboral, o de otras áreas de la vida del individuo.
Puede
parecer un cuadro leve (y de hecho lo es, si lo comparamos con otros trastornos
que atendemos en nuestra especialidad) no obstante, representa una auténtica
tortura para aquellas personas que lo sufren, sin olvidar su elevada
frecuencia.
El
TAG tiene una prevalencia anual entre la población general de casi el 5%, aunque entre los pacientes atendidos en un centro de salud dicha prevalencia
se incrementa hasta el 12%. Otro dato a tener en cuenta, es el de la
prevalencia-vida, según un estudio clásico norteamericano de 1994. A tener en
cuenta, que la proporción entre sexos (hombre/mujer) es de 1 a 2.
¿Cómo
se desarrollará un TAG? Casi siempre aparece de forma insidiosa, iniciándose
con un incremento de la tensión subjetiva que irá fluctuando y se modifica en situaciones de estrés o
sobreesfuerzos.
Los
(o casi mejor dicho las) pacientes con ansiedad generalizada presentarán expectativa
ansiosa, incremento de la vigilancia y alerta, tensión motora e hiperactividad
autonómica.
Empecemos
con la expectativa ansiosa, esto es inquietud interna, desasosiego, vivencias
de amenaza ante preocupaciones reales (pero sobrevaloradas) o imaginarias, aunque
plausibles.
Lo
explicaré con un ejemplo:
Una
mujer joven podría sentirse permanentemente preocupada por el aprendizaje rendimiento de su hijo pequeño que está todavía en educación preescolar. (No quiero
decir con ello, que no sea importante la educación académica de los pequeños). Pero
voy a suponer cómo podría iniciarse un cuadro de TAG:
La
preocupación de la madre se podría haber iniciado por un comentario casual de
la profesora (“hoy ha estado muy juguetón”)… y esta frase le diera pie a pensar
que el niño quizá no aprenda a leer correctamente… que ello le dificultará
estudiar la primaria y que no podrá completar la educación secundaria… y que a
partir de ahí su hijo puede llevar una vida totalmente marginal: alcoholismo,
drogas, etc…
Entonces
se iniciará un incremento de la alerta, empieza a estar muy atenta a todo lo
que concierne al niño, si coge correctamente el lápiz, si habla con la misma
corrección que sus compañeros… y si percibe pequeños “déficits” en la conducta
de su hijo, se sobresalta enormemente (tensión motora, con inquietud,
temblores, incluso dolores musculares).
Cada vez le da más importancia a esos pequeños detalles: que si el niño va
lento cuando lee..., que si lo compara con sus primas tiene un vocabulario menos amplio..., que se hace el remolón cuando tiene
que hacer alguna tarea escolar, etc… Todas estas minucias que piensa corroboran sus negras predicciones, y
por tanto se produce un nuevo incremento en la vigilancia y alerta de la mamá
(ella misma empieza a estar más nerviosa e impaciente con el chiquillo, está
irritable, no duerme bien) y también presenta síntomas de hiperactividad autonómica
(taquicardia, palpitaciones, molestias digestivas, etc.)
La
madre explica su gran preocupación a otros miembros de la familia, pero la
opinión de los demás no la tranquiliza. Nadie le da importancia, e incluso ella misma reconoce que lo está
magnificándolo todo. Pero a pesar de ello, sigue percibiendo esa inquietud, y cualquier pequeño
detalle se la recuerda (el niño ha olvidado algo en el colegio… alguien le
habla del éxito académico de una hija y piensa a mi hijo todo le irá mal…).
Esto
no es una caricatura. Tampoco se trata de personas que “como no tienen otras
preocupaciones se las inventan”, frase que nuestros pacientes con ansiedad
escuchan constantemente.Se trata de personas que están viviendo con su enemigo (la ansiedad) y que tienen que realizar un gran esfuerzo cada día para seguir con su vida en una especie de "libertad bajo fianza".
Nuestra historia de TAG en imágenes:
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