En estos días la
prensa se ha hecho eco de un estudio realizado en nuestro país y publicado en
la revista “International Journal of
Social Psychiatry” acerca de la
prevalencia de un síndrome de exótica denominación, el llamado “Síndrome de hikikomori”.
Hikikomori es un
neologismo que en japonés significa literalmente “alajarse y confinar”. Con
ello se define una forma de aislamiento social que se caracteriza por la
negativa a salir fuera del recinto de la habitación o del domicilio, lo que
conlleva un grave aislamiento social y la incapacidad o falta de disposición
para interaccionar con otras personas.
Representación de un joven hikikomori |
Dr. Sato |
Pues bien, la
palabra para este tipo de conducta la acuñó en 1998 el psicólogo japonés Dr. Tamaki Saito. Este
científico estima que en Japón hay más de un millón de personas (se habla de
1,2 millones) que lo sufren (o lo practican, no sé qué verbo utilizar con mayor
propiedad). Existe una mayor incidencia en varones y aparece en la
adolescencia.
Las causas –tal como
cree aduce quien describió el fenómeno- tienen que ver con la estructura
familiar tradicional japonesa.
Familia tradicional japonesa, en la que conviven varias generaciones. Fotografía de 1922 |
Los adolescentes viven con sus padres, durante
un tiempo indefinido, hasta graduarse en la universidad, encuentran trabajo o
se casan. Incluso no es extraño que compartan techo varias generaciones padres,
hijos y nietos, contribuyendo con la familia. Por tanto, no existe presión
alguna para que los jóvenes se independicen, aunque sí están presionados en otros aspectos.
Portada del libro del Dr. Saito, subtitulado "Adolescencia sin fín" |
En las últimos tiempos se ha detectado que un
número creciente de adolescentes japoneses eligen quedarse en casa y no hacer
nada… Los padres, pueden mostrarse inicialmente complacientes, o bien no saber
cómo detener el desarrollo de esta conducta, creyendo que será pasajera, lo cual
facilita que el aislamiento perdure en el tiempo.
Pero al margen de la estructura familiar tradicional... ¿Por qué
estos jóvenes se aíslan y renuncian a vivir las experiencias normales de su
vida? Se habla de factores de tipo social y de tipo económico:
· Factores
sociales:
o
La
presión social para que los jóvenes se adecuen a una sociedad que exige
uniformidad puede ser muy grande, con lo que aquellos individuos que no sean
capaces de hacer frente a la misma elijan retirarse totalmente de la sociedad.
Esperando pacientemente el metro,sin traspasar la línea amarilla |
o
También
existe una intensa presión para tener éxito académico. Las instituciones
educativas en ese país son altamente competitivas, por lo que además de la
escuela convencional, muchos niños inician una “segunda” formación académica
preparatoria para superar determinados exámenes de ingreso a la universidad, es
decir una especie de academias de repaso… pero a la edad de doce años, y se
acude durante los fines de semana y después del horario escolar convencional. Obviamente,
muchos jóvenes no soportan esta sobrecarga de estudios.
Uniformados adolescentes durante un exámen |
o
Asimismo,
una vez que se ha iniciado el problema, los padres pueden sufrir la vergüenza
de tener un hijo hikikomori, por lo
que es posible que en lugar de acudir a buscar ayuda externa, lo oculten y
dicho comportamiento se perpetúe por no hacer frente al tema.
· Factores
económicos:
o
Tradicionalmente,
los empleados japoneses dejaban de lado a su familia (e incluso a sí mismos)
por el bien de la empresa. Sin embargo, en las últimas décadas el Ministerio de
Sanidad japonés ha reconocido el aumento de la tasa de muertes por problemas
derivados del exceso de trabajo (esto se denomina Karoshi, palabra que se aplica oficialmente desde 1987). Muchos de
los adolescentes y jóvenes que se recluyen han visto a sus padres trabajando en
exceso y rehuyen imitar este modelo.
Representaciones del fenómeno karoshi |
o
También
se ha atribuido a la desilusión colectiva en la que puede estar sumida por
completo la sociedad japonesa, que acostumbrada a la prosperidad, está viviendo
una década de larga recesión y mercado laboral en crisis.
Como los hikikomori tienden a refugiarse en
realidades alternativas, tales como los juegos de ordenador, internet, manga (comic) y anime (películas de animación) tienden a ser equiparados (de manera
incorrecta) con los llamados otaku, pero estos son otra historia.
Especímen del típico otaku |
El término otaku se emplea popularmente en Japón
como sinónimo de persona con aficiones obsesivas y se aplica a cualquier tema o
campo (de hecho se han descrito hasta doce variantes de tipos de intereses)
pero predominan los aficionados a los cómics (es decir los manga) y a las películas de dibujos animados (anime), aunque también a las
excentricidades en el vestuario (cosplay),
a la veneración de ciertos personajes
(idol), o los que les gusta un tipo de almohadas largas (dakimakura) y aficiones diversas llevadas al extremo obsesivo. El término otaku tiene la misma connotación peyorativa que en nuestro
país que adjetiva a estos personajes como “friki”.
Un grupito de jóvenes leyendo manga |
Dakimakura son almohadas grandes (para abrazar) con diseños gráficos de personajes del manga |
Jóvenes otaku aficionados al cosplay (disfraz de una serie de anime) |
A pesar de la confusión entre otaku y hikikomori, los
otaku suelen reunirse y compartir sus
experiencias con otros que tienen sus mismas aficiones; es decir, los otaku son personas con
aficiones obsesivas hacia determinados temas, pero que no se aíslan ni
confinan.
Compartiendo afición |
Además, son consumidores natos de productos relativos a su interés, habiendo
surgido una importante economía basada en estas peculiaridades, estimándose que
el impacto económico anual de la cultura otaku
es de unos dos billones de yenes.
La zona de Akihabara en Tokio, muy frecuentada por los otaku |
Por último, existe
otra peculiarísima forma de aislamiento descrita en Japón, que se trata de una
forma extrema de fobia social. Se denomina a este grupo Taijin kyofusho (TKS) (traducido literalmente como trastorno del
miedo a las relaciones interpersonales).
El Taijin kyofusho se describe comúnmente
como un subtipo de trastorno de ansiedad social (fobia social), en el que el
sujeto afectado teme y evita todo contacto social; sin embargo, lo que le lleva
a este aislamiento no es el temor a ser juzgado por los demás, sino un temor
patológico a ofender, perjudicar o dañar a otras personas. Es decir, que el
centro de la evitación es evitar una posible culpa (futura e imaginaria) por
cometer alguna incorrección que afecte a otra persona.
¿Y en España?
A pesar de lo escrito
en la prensa acerca del trabajo realizado por el “Instituto de Neuropsiquiatría
y Adicciones del Hospital del Mar” de Barcelona, este extraño comportamientos (hikikimori) no está presente en nuestro
medio en tamaña prevalencia (en Japón, con más de ciento veintiséis millones de
habitantes, las personas con hikikimori
vendrían a ser el 1% de la población general).
En este estudio
se describía la conducta de aislamiento de ciento sesenta y cuatro pacientes, la
mayoría de los cuales presentaban una patología psiquiátrica previa, como
trastornos psicóticos (34,7%), trastornos afectivos (74,5%) y trastornos de
ansiedad (22%) o una combinación de éstos (por la lógica de que la suma de los
porcentaje es muy superior a 100%).
Por lo que el
director del estudio afirma que tal vez no sea un diagnóstico en sí, sino más
bien una alteración conductual que puede presentarse en múltiples trastornos
psiquiátricos; aunque con toda razón advierten que (el aislamiento social
extremo o conducta hikikimori) es "un importante problema de salud que
toma cada vez más protagonismo".
El litoral de Barcelona con el edificio del Hospital del Mar |
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