domingo, 23 de noviembre de 2014

MADE in JAPAN




En estos días la prensa se ha hecho eco de un estudio realizado en nuestro país y publicado en la revista “International Journal of Social Psychiatry”  acerca de la prevalencia de un síndrome de exótica denominación, el llamado “Síndrome de hikikomori”.

Hikikomori es un neologismo que en japonés significa literalmente “alajarse y confinar”. Con ello se define una forma de aislamiento social que se caracteriza por la negativa a salir fuera del recinto de la habitación o del domicilio, lo que conlleva un grave aislamiento social y la incapacidad o falta de disposición para interaccionar con otras personas.

Representación de un joven hikikomori 


Dr. Sato
Pues bien, la palabra para este tipo de conducta la acuñó en 1998 el  psicólogo japonés Dr. Tamaki Saito. Este científico estima que en Japón hay más de un millón de personas (se habla de 1,2 millones) que lo sufren (o lo practican, no sé qué verbo utilizar con mayor propiedad). Existe una mayor incidencia en varones y aparece en la adolescencia.

Las causas –tal como cree aduce quien describió el fenómeno- tienen que ver con la estructura familiar tradicional japonesa. 
Familia tradicional japonesa, en la que conviven varias generaciones.
Fotografía de 1922
Los adolescentes viven con sus padres, durante un tiempo indefinido, hasta graduarse en la universidad, encuentran trabajo o se casan. Incluso no es extraño que compartan techo varias generaciones padres, hijos y nietos, contribuyendo con la familia. Por tanto,  no existe presión alguna para que los jóvenes se independicen, aunque sí están presionados en otros aspectos. 

Portada del libro del Dr. Saito,
subtitulado "Adolescencia sin fín"

En las últimos tiempos se ha detectado que un número creciente de adolescentes japoneses eligen quedarse en casa y no hacer nada… Los padres, pueden mostrarse inicialmente complacientes, o bien no saber cómo detener el desarrollo de esta conducta, creyendo que será pasajera, lo cual facilita que el aislamiento perdure en el tiempo.

Pero al margen de la estructura familiar tradicional... ¿Por qué estos jóvenes se aíslan y renuncian a vivir las experiencias normales de su vida? Se habla de factores de tipo social y de tipo económico:

·       Factores sociales:

o   La presión social para que los jóvenes se adecuen a una sociedad que exige uniformidad puede ser muy grande, con lo que aquellos individuos que no sean capaces de hacer frente a la misma elijan retirarse totalmente de la sociedad.

Esperando pacientemente el metro,sin traspasar la línea amarilla

o   También existe una intensa presión para tener éxito académico. Las instituciones educativas en ese país son altamente competitivas, por lo que además de la escuela convencional, muchos niños inician una “segunda” formación académica preparatoria para superar determinados exámenes de ingreso a la universidad, es decir una especie de academias de repaso… pero a la edad de doce años, y se acude durante los fines de semana y después del horario escolar convencional. Obviamente, muchos jóvenes no soportan esta sobrecarga de estudios.

Uniformados adolescentes durante un exámen

o   Asimismo, una vez que se ha iniciado el problema, los padres pueden sufrir la vergüenza de tener un hijo hikikomori, por lo que es posible que en lugar de acudir a buscar ayuda externa, lo oculten y dicho comportamiento se perpetúe por no hacer frente al tema.
 
El castigo al revés
·       Factores económicos:

o   Tradicionalmente, los empleados japoneses dejaban de lado a su familia (e incluso a sí mismos) por el bien de la empresa. Sin embargo, en las últimas décadas el Ministerio de Sanidad japonés ha reconocido el aumento de la tasa de muertes por problemas derivados del exceso de trabajo (esto se denomina Karoshi, palabra que se aplica oficialmente desde 1987). Muchos de los adolescentes y jóvenes que se recluyen han visto a sus padres trabajando en exceso y rehuyen imitar este modelo.


Representaciones del fenómeno karoshi



o   También se ha atribuido a la desilusión colectiva en la que puede estar sumida por completo la sociedad japonesa, que acostumbrada a la prosperidad, está viviendo una década de larga recesión y mercado laboral en crisis.

Como los hikikomori tienden a refugiarse en realidades alternativas, tales como los juegos de ordenador, internet, manga (comic) y anime (películas de animación) tienden a ser equiparados (de manera incorrecta) con los llamados otaku, pero estos son otra historia. 

Especímen del típico otaku

El término otaku se emplea popularmente en Japón como sinónimo de persona con aficiones obsesivas y se aplica a cualquier tema o campo (de hecho se han descrito hasta doce variantes de tipos de intereses) pero predominan los aficionados a los cómics (es decir los manga) y a las películas de dibujos animados (anime),  aunque también a las excentricidades en el vestuario (cosplay), a la veneración de ciertos personajes (idol), o los que les gusta un tipo de almohadas largas (dakimakura) y aficiones diversas llevadas al extremo obsesivo. El término otaku tiene la misma connotación peyorativa que en nuestro país que adjetiva a estos personajes como “friki”.
Un grupito de jóvenes leyendo manga
Dakimakura son almohadas grandes (para abrazar)
con diseños gráficos de personajes del manga

Jóvenes otaku aficionados al cosplay (disfraz de una serie de anime)


A pesar de la confusión entre otaku y hikikomori, los otaku suelen reunirse y compartir sus experiencias con otros que tienen sus mismas aficiones; es decir, los otaku son personas con aficiones obsesivas hacia determinados temas, pero que no se aíslan ni confinan. 
Compartiendo afición

Además, son consumidores natos de productos relativos a su interés, habiendo surgido una importante economía basada en estas peculiaridades, estimándose que el impacto económico anual de la cultura otaku es de unos dos billones de yenes.

La zona de Akihabara en Tokio, muy frecuentada por los otaku



Por último, existe otra peculiarísima forma de aislamiento descrita en Japón, que se trata de una forma extrema de fobia social. Se denomina a este grupo Taijin kyofusho (TKS) (traducido literalmente como trastorno del miedo a las relaciones interpersonales).  

El Taijin kyofusho se describe comúnmente como un subtipo de trastorno de ansiedad social (fobia social), en el que el sujeto afectado teme y evita todo contacto social; sin embargo, lo que le lleva a este aislamiento no es el temor a ser juzgado por los demás, sino un temor patológico a ofender, perjudicar o dañar a otras personas. Es decir, que el centro de la evitación es evitar una posible culpa (futura e imaginaria) por cometer alguna incorrección que afecte a otra persona.
 
La importancia de la reverencia en la cultura japonesa
¿origen de esta peculiar fobia social?


¿Y en España?

A pesar de lo escrito en la prensa acerca del trabajo realizado por el “Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones del Hospital del Mar” de Barcelona, este extraño comportamientos (hikikimori) no está presente en nuestro medio en tamaña prevalencia (en Japón, con más de ciento veintiséis millones de habitantes, las personas con hikikimori vendrían a ser el 1% de la población general).

En este estudio se describía la conducta de aislamiento de ciento sesenta y cuatro pacientes, la mayoría de los cuales presentaban una patología psiquiátrica previa, como trastornos psicóticos (34,7%), trastornos afectivos (74,5%) y trastornos de ansiedad (22%) o una combinación de éstos (por la lógica de que la suma de los porcentaje es muy superior a 100%).

Por lo que el director del estudio afirma que tal vez no sea un diagnóstico en sí, sino más bien una alteración conductual que puede presentarse en múltiples trastornos psiquiátricos; aunque con toda razón advierten que (el aislamiento social extremo o conducta hikikimori) es "un importante problema de salud que toma cada vez más protagonismo".

El litoral de Barcelona con el edificio del Hospital del Mar



sábado, 22 de noviembre de 2014

LOS PUENTES





LOS PUENTES  (Pablo Neruda)


…Y pasa el río
bajo los nuevos puentes
cantando con la historia
palabras puras
que llenarán la tierra.

No son pies invasores los que cruzan
los nuevos puentes, ni los crueles carros
del odio y de la guerra:
son pies pequeños de niños,
firmes pasos de obrero.

Sobre los nuevos puentes
pasas, oh primavera,
con tu cesta de pan y tu vestido fresco,
mientras el hombre, el agua, el viento
amanecen cantando.




Me fascinan los puentes, esas estructuras útiles que permiten salvar un accidente geográfico, un río, un cañón, un valle, o cualquier obstáculo físico.


El puente salvando un desnivel del río, entre un mar de verde


Seguramente el ser humano al inicio de su devenir en humano y su nomadismo sintió la necesidad de cruzar arroyos y ríos. Tuvo por tanto que inventar algo que le permitiera salvar estos obstáculos acuáticos sin ponerse en peligro. Quizá aprovechó el árbol caído que conectaba las dos orillas de un riachuelo (acordémonos de la Serendipia). Y si no colocaba piedras sobre otros salientes del lecho de los ríos.

Un sencillo puente hecho de troncos


Desde estos rudimentarios apaños hemos llegado a los tecnológicos puentes del siglo XXI que miden varios quilómetros y son de atrevido diseño. Los puentes se han convertido a lo largo de la historia no solo en un elemento muy básico para una sociedad, sino en símbolo de su capacidad tecnológica, a veces pienso que los ingenieros que los diseñan son auténticos poetas. 

El puente de Oresund une las ciudades de Copenhague (Dinamarca) y Malmö (Suecia)


Pero además, la palabra puente tiene un gran significado simbólico y metafórico: No sólo une, sino que a veces también separa… Nos sirve para cruzar de un lado a otro, para detenernos sobre él y observar la corriente o el paisaje  a nuestros pies. Algunos son tan bellos que son la imagen de su ciudad…

El puente de las Cadenas de Budapest


El Puente de Yoingji en China
El Ponte Vecchio de Florencia

El puente Alexandre III de París
Y que me decís desde un punto de vista psicológico. Cuando queremos acercar posturas o puntos de vista muy diferentes lo llamamos “tender puentes”. Y cuantas veces aconsejamos a un paciente a cambiar un comportamiento o una actitud “como si cruzara a la otra orilla de un puente”.

"Tender un puente" entre dos posturas enrocadas
Este es el puente sobre el Tajo en la ciudad de Ronda



A veces nos da miedo pasar de una orilla a otra



Pero como siempre, quienes mejor expresan lo que sentimos son los poetas:





   
El puente (Mario Benedetti, de “Preguntas al azar”)


Para cruzarlo o para no cruzarlo
ahí está el puente

en la otra orilla alguien me espera
con un durazno y un país

traigo conmigo ofrendas desusadas
entre ellas un paraguas de ombligo de madera

un libro con los pánicos en blanco
y una guitarra que no sé abrazar

vengo con las mejillas del insomnio
los pañuelos del mar y de las paces

las tímidas pancartas del dolor
las liturgias del beso y de la sombra

nunca he traído tantas cosas
nunca he venido con tan poco

ahí está el puente
para cruzarlo o no cruzarlo
yo lo voy a cruzar
sin prevenciones

en la otra orilla alguien me espera
con un durazno y un país





El puente (Octavio Paz de “Salamandra”)




Entre ahora y ahora
entre yo soy y tú eres
la palabra puente.

Entras en ti misma
al entrar en ella:
como un anillo
el mundo se cierra.

De una orilla a otra
siempre se tiende un cuerpo,
un arcoiris.

Yo cantaré por sus repechos,
yo dormiré bajo sus arcos.



PUENTE (Nicolás Guillén)

¿Lejos?

Hay un arco tendido
que hace viajar la flecha
de tu voz.

¿Alto?

Hay un ala que rema
recta, hacia el sol.
De polo a polo a una
secreta información.

¿Qué más?

Estar alerta
para el duro remar;
y toda el alma abierta
de par en par.





Los ingenieros de las palabras:


Neftalí Eliecer Ricardo Reyes Basoalto (1904-1973) es el auténtico nombre del poeta chileno Pablo Neruda, considerado entre los mejores y más influyentes de su siglo. Según palabras de Gabriel García Márquez “el más grande poeta del siglo XX en cualquier idioma”. Fue Premio Nobel de Literatura en 1971.






Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti Farrugia (1929-2009) más conocido como Mario Benedetti, fue un escritor y poeta uruguayo, integrante de la Generación del 45. Su prolífica producción literaria incluyó más de 80 libros, algunos de los cuales fueron traducidos a más de 20 idiomas.





Octavio Paz Lozano (1914-1998) fue un poeta, escritor, ensayista y diplomático mexicano, Premio Nobel de Literatura en 1990. Se le considera uno de los más influyentes escritores del siglo XX y uno de los grandes poetas hispanos de todos los tiempos. Su extensa obra abarcó géneros diversos, entre los que sobresalieron poemas, ensayos y traducciones.






Nicolás Guillén Batista (1902-1989) fue un poeta, periodista y activista político cubano.Guillén reivindica la cultura negra dentro de los procesos de mestizaje y transculturación, en lo que denominó el «color cubano», ni negro ni blanco: mestizo, rasgo distintivo de toda Latinoamérica. Se le conoce como el poeta del son, ritmo y baile típico de Cuba es considerado el poeta nacional cubano. 

lunes, 3 de noviembre de 2014

El duelo


Cementerio de North Westwood

En estos días del inicio de Noviembre en que recordamos a los difuntos (Festividad católica de Todos los Santos y la festividad anglosajona de Halloween, que se ha apoderado de la nuestra), quizá es un buen momento para hablar del duelo.

El duelo es el proceso de adaptación emocional que sigue a cualquier pérdida, ya sea de un ser querido por la muerte de éste, o bien la pérdida de una relación, pero también la de un empleo o una situación preestablecida. Aunque hablamos de respuesta emocional, el duelo también tiene una dimensión física, cognitiva, filosófica y conductual, aspectos todos ellos que han sido muy estudiados a lo largo de la historia.

Rito funerario egipcio

Funeral de Estado en España

Ritual japonés (de la magnífica película "Despedidas")


Desde una perspectiva psicológica se ha intentado ejemplificar este proceso, considerándolo que siendo algo lógico en la especie humana, sólo cuando alguien se queda atrapado en alguna de sus fases, puede representar una situación peligrosa para su salud. En el bien entendido que el paso por el proceso de duelo no es el mismo para todo el mundo, pero si el objetivo común: la irremediable aceptación de la pérdida para seguir adelante.
"El día de la muerte" de W. A. Bouguerau (1859)

Por tanto, los psicólogos que se dedican al estudio de este fenómeno lo han hecho desde la perspectiva de diferentes modelos (algunos muy similares entre ellos).

Así, McDonald en 1985 describe su modelo de cuatro pasos:
·       Fase de shock y negación.
Esta es el período inicial, en el que el propio shock representa una protección emocional ante la pérdida. La persona –aunque sabe que es así- todavía se encuentra excesivamente abrumado, y no está dispuesto a creer en esa realidad.
·       Fase de preocupación.
Yo más bien la denominaría “fase en que todo se centra en la pérdida”. El doliente es incapaz de pensar en otra cosa, y todas sus conversaciones, pensamientos y recuerdos están centrados en la pérdida.
·       Fase de desesperación y depresión.
A lo largo de esta etapa – la más dolorosa- la persona va llegando gradualmente a un acuerdo con la realidad. Pero mientras esto sucede se vive una amplia gama de sentimientos, pensamientos y comportamientos. Pueden experimentarse síntomas depresivos que incluyen la ideación de culpa, la tristeza, ansiedad y también irritabilidad y sentimientos de ira.
·       Recuperación.
La fase final, cuyo objetivo no es la eliminación de todo el dolor o del recuerdo. En esta etapa la persona vuelve a interesarse por las cosas del día a día, y acepta que la pérdida sufrida ha sido una experiencia vital dolorosa pero que no puede convertirse en el centro de su vida.

La psiquiatra suiza Elizabeth Kübler-Ross
Este modelo de cuatro fases es una simplificación del modelo que con anterioridad había descrito la psiquiatra suiza Elizabeth Kübler-Ross, en su libro de 1969 “Sobre la muerte y los moribundos”,  en donde describe su modelo (también llamado modelo de Kübler-Ross, pero más conocido por el “modelo de las cinco etapas del duelo”: negación, ira, negociación, depresión y aceptación). Aunque se describió inicialmente como las fases que sufrían las personas a las que les habían diagnosticado una enfermedad terminal, pero más tarde se amplió a cualquier pérdida catastrófica, incluyendo claro está, la muerte de un ser querido.

El psicólogo George Bonnano
Ha estudiando a víctimas de catástrofes,
como el 11-S de Nueva York
Un autor más reciente, George Bonnano, profesor de Psicología Clínica en la Universidad de Columbia en Nueva York. Este autor es el responsable de introducir la controvertida idea de la resiliencia en los estudios acerca de pérdidas y traumas.  Las investigaciones de Bonnano están recogidas en su libro “El otro lado de la tristeza”. Según este autor, la capacidad de recuperación natural (resiliencia) es el principal componente de las reacciones de duelo y trauma, es decir, en la línea de lo que se conoce como resiliencia en Psicología Positiva, y según dicha resiliencia estableció cuatro trayectorias para el dolor.






Sin embargo, al margen de los estudios la observación y el sentido común nos dicen que el proceso del duelo depende también de factores como las circunstancias de la muerte, la edad (tanto del fallecido como del doliente), la existencia previa de conflictos psíquicos, el cambio que dicha ausencia produce en nuestra vida cotidiana… y por otra parte, con respecto a las fases descritas no se recorren sucesivamente una después de la otra, sino que se va entrando y saliendo en una especie de bucle hasta la total aceptación del hecho.

Para ello, es clave sentirse afortunados de haber compartido la vida con aquella persona que falta. Y es totalmente cierto, que nunca ha sido suficiente el tiempo que hemos compartido con aquellos que amamos… pero así es la vida, en la que la muerte es también actriz protagonista.

 
"Todos los Santos" del cuatrocentista Fra Angélico

El Día de Todos los Santos es una fiesta tradicional católica, dedicada al recuerdo de los antepasados. Se trata de una de las festividades más antiguas del mundo cristiano. Se celebra el día primero de noviembre y está íntimamente relacionada con la fiesta que se celebra el día siguiente, el Día de Difuntos del 2 de noviembre. La creencia tradicional era que el 1 los vivos visitaban a los muertos y que el día 2, los muertos visitan a los vivos.

El Samhaim celta


El origen de ambas fiestas proviene de un período anterior a la cristianización, ya que “Todos los Santos” proviene de una fiesta celta llamada Samhain que se celebraba para conmemorar el fin del verano. Se comían los frutos que la tierra proporcionaba en ese momento y también servía para venerar a los muertos, al entrar en una estación de oscuridad. 


Estos días, los cementerios parecen jardines 

La tradición en los países católicos consistía en visitar los cementerios, llevando flores a los difuntos de cada familia. En el norte de la península Ibérica y también en Occitánia se realizaba también la costumbre de comer castañas y boniatos asados (Castanyada, en Catalán; Magosto, en tierras asturianas, gallegas y leonesas) y también dulces de mazapán que en Catalunya se llaman panellets.

Panellets, dulces hechos con mazapán y piñones,
y las castañas asadas


El término anglosajón Halloween (usada desde el siglo XVIII, es la particular contracción de la expresión All Hallows´Eve, o sea Víspera de Todos los Santos) también proviene del Samhain celta. Esta tradición se mezcló con la fiesta cristiana del Día de Todos los Santos. 

Fiesta de Alls Hallos´Eve, celebrada en Irlanda en una ilustración del siglo XVIII


Los católicos inmigrantes irlandeses transmitieron esta fiesta a Estados Unidos, durante la época de la Gran hambruna irlandesa, en la que más de un millón de irlandeses emigraron a Norteamérica a mediados del siglo XIX.

Los católicos irlandeses que emigraron a Estados Unidos
llevaron buena parte de sus tradiciones


A partir de aquí, y debido a la colonización cultural de los Estados Unidos, la tradición de Halloween se extendió por el resto del mundo, llegando a absorber las costumbres que iban asociadas al Día de Todos los Santos...




... pero si el día de Halloween hasta lo celebran los extraterrestres... 

Recordáis a un aterrado E.T. disfrazado de fantasma, asombrándose de los disfraces que usaban los humanos... (E.T. 1982). 



En definitiva, de los Santos al terror (tecnológico, eso sí).