sábado, 4 de mayo de 2013

Catherine y la PRIVACIDAD


Leído el “La Vanguardia” el 30 de abril (2013):

“Los Ángeles. (EFE).- La actriz Catherine Zeta-Jones, de 43 años y ganadora de un Óscar por "Chicago" (1), ingresó hoy en una clínica para tratar el desorden bipolar que padece, según informó la página web TMZ.
Zeta-Jones decidió someterse a una terapia de 30 días para prevenir un empeoramiento de su enfermedad.
"Es una medida proactiva, de mantenimiento", aseguró un testimonio anónimo citado por este portal de noticias sobre la vida de los famosos.
La intérprete ya había pasado una temporada en un centro de salud mental en 2011 debido al trastorno bipolar tipo 2 que sufre.
Según el Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos, esta enfermedad se caracteriza por períodos alternos "de niveles elevados de energía e impulsividad que no son tan extremos como la manía" seguidos por "episodios de depresión".
  
Y al leer la noticia me asalta una sensación ambivalente:

La hermosa Catherine Zeta Jones
Por una parte, creo que Catherine Zeta-Jones, y por supuesto, TODAS las personas tienen derecho a que las circunstancias que afecten a su salud se mantengan en un ámbito estrictamente privado es decir, derecho a la intimidad (2).   La actriz es una persona conocida, o pública (que poco me gusta este término), pero lo es por su trabajo, no por sus dolencias, a las que insisto tiene derecho a padecer en la intimidad. No porque sea responsable o culpable de padecerlas, sino porque son acontecimientos que le afectan solo a ella y a su entorno más cercano.

Por otra parte, las noticias en las que se detalla que algún famoso sufre algún tipo de enfermedad psíquica, pueden tener un efecto de divulgación y normalización sobre estos diagnósticos, ya que como vemos la noticia se acompaña una breve reseña del NIMH “National Institut of Mental Health”, acerca del “Trastorno Bipolar tipo II (3).  Quizá esto ayude a eliminar el estigma que todavía representan los trastornos mentales.
  

(1) Chicago, 2002. Excelente (a mi entender) película musical dirigida por Rob Marshall. Catherine Zeta-Jones interpreta el papel de Velma Kelly, ambientada en el Chicago de los años 20, donde lo más importante es el jazz y la notoriedad… aunque se haya conseguido a través del crimen. Está basada en la obra musical de Broadway del mismo título, estrenada en 1975, con letra de Fred Ebb y música del compositor John Kander.
Cartel del film "Chicago", 2002


(2) El derecho a la intimidad está consignado en el artículo 12 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de 1948, y en el artículo 17 del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos.

(3) Trastorno Bipolar
Es el diagnóstico psiquiátrico caracterizado por la presencia de episodios reiterados de euforia y depresión, entre los cuales son frecuentes los períodos asintomáticos.
Las oscilaciones del ánimo en el Trastorno Bipolar
En los períodos de euforia existe una elevación de la energía con hiperactividad, taquipsiquia (aceleración del pensamiento) e hipertimia (un estado de ánimo elevado y expansivo). Estos períodos de euforia pueden ser de gran intensidad, denominándose “fase maníaca”. En ésta la cualidad expansiva del estado de ánimo provoca un entusiasmo incesante y un constante deseo de implicación con cualquier aspecto del entorno, así como un aumento de la autoestima, con total falta de autocrítica e incluso una exagerada grandiosidad que puede llegar a ser delirante.
En los períodos de depresión el estado de ánimo es bajo, con pérdida de la energía y disminución de las capacidades cognitivas.
Obviamente no estoy hablando de las oscilaciones comunes del estado de ánimo que pueden experimentar todas las personas.
Dentro del diagnóstico se consideran varios subtipos, entre estos el subtipo II, los períodos de euforia son menos intensos (se denominan hipomanía).

miércoles, 1 de mayo de 2013

DEPRESION (I) Qué es y quien la sufre


La depresión es el trastorno psiquiátrico más frecuente en la población general.

La tristeza persistente define la depresión
El término depresión se utiliza cotidianamente para estados que no lo son: como tener un mal día ("estar depre") o estar contrariado por algo. Asimismo aquellas situaciones que producen dolor también son calificadas de depresión (como la pérdida de un ser querido). 

La depresión (los trastornos depresivos) no es una sola enfermedad, sino un grupo de diferentes diagnósticos (clasificacion CIE-10 de la OMS y clasificación DSM-IV-TR*).

La característica de todos ellos es que el paciente sufre de una disminución del estado de ánimo (casi siempre se experimenta tristeza, aunque no exclusivamente también puede estar presente la irritabilidad o el malhumor).  Dicho ánimo alterado se acompaña de otros síntomas psíquicos y físicos, y todo ello afecta a la vida cotidiana de la persona. El episodio tiene que tener una determinada duración para poder realizarse el diagnóstico, por ejemplo en el Trastorno Depresivo Mayor (el más común) la duración no puede ser inferior a dos semanas.


"Que día tan depre..."
En la depresión (como ya he dicho) encontramos síntomas en la esfera afectiva (ánimo bajo, tristeza, irritabilidad, pérdida de interés o placer por el entorno…) y también multitud de síntomas físicos (cabe destacar las alteraciones del sueño y el apetito y la fatiga) así como alteraciones cognitivas (disminución del rendimiento intelectual, indecisión, problemas de atención…).

La causa de esta terrible enfermedad no es única. Parece claro que la fisiopatogenia (como se produce) está relacionada con una alteración en la bioquímica cerebral estando involucrados especialmente los sistemas de neurotransmisión de monoaminas (entre ellos la famosa serotonina), aunque también se trabaja en otras hipótesis como la disregulación de los segundos mensajeros intraneuronales o la alteración de la función de las proteínas G. Asimismo, los cambios hormonales femeninos también juegan un papel relevante. Desde un punto de vista neuroanatómico alteraciones en el funcionamiento de dos áreas del cerebro (área frontal y área límbica) motivan la aparición de un trastorno depresivo, sin embargo, no existen lesiones anatómicas visibles.  

Esquema "Causas de la depresión"
En cuanto a la etiología (causa primera) de la depresión, encontramos una elevada influencia genética en los pacientes que presentan formas graves de trastornos depresivos. En otras formas de depresión los factores psicosociales resultan  más importantes y entre éstos destacaría algunos rasgos de personalidad como la autoestima baja, inseguridad, dependencia, y autoexigencia. Obviamente las experiencias de la vida especialmente aquellas adversidades sufridas en la infancia parecen tener un importante peso específico en la aparición de depresión en la edad adulta. Y a esto, debo añadir las dificultades persistentes (como problemas de salud, familiares económicos) es decir es estrés crónico.

Asimismo, existen muchas condiciones médicas que pueden producir síntomas depresivos, es decir que además del cuadro orgánico se producirá una depresión que llamamos secundaria. Esto puede ocurrir en enfermedades del sistema nervioso central y en alteraciones endocrinas. También hay fármacos y tóxicos que desencadenan síntomas depresivos.


2 mujeres/1 hombre
La depresión afecta en mayor medida a las mujeres (el doble que a los hombres). 







En la población general entre el 10 y el 25% de las mujeres sufrirán algún trastorno depresivo en algún momento de su vida. La prevalencia puntual (el porcentaje de sujetos que la sufren en este momento) es del 2%, lo que resulta una cifra abrumadora de pacientes: 125 millones de personas en el mundo, 144.000 personas en Catalunya. La depresión es la primera causa de incapacidad en el mundo.






domingo, 28 de abril de 2013

EL GRITO


Al comentar sobre el “Trastorno de Pánico” he mencionado “El grito” obra que suele ilustrar la mayoría de las reseñas sobre esta enfermedad.

Comparten este título hasta cinco obras del pintor noruego Edvard Munch: cuatro óleos realizados en 1893 y una litografía que fue hecha en 1895. La versión original del cuadro se exhibe en la Galería Nacional de Noruega en Oslo.

Edvard Much
Edvard Munch fue un pintor noruego perteneciente a la primera corriente expresionista, y a su vez su obra influyó poderosamente en el expresionismo alemán de principios de siglo XX.  Vivió entre 1863 y 1944, una vida atormentada y solitaria.

Nació en el seno de una familia burguesa y acomodada. Su padre, el Dr. Christian Munch, era médico militar y una persona de carácter rígido, dominado por obsesiones de tipo religioso y de quien recibió una educación muy severa. La madre de Edvard, murió víctima de la tuberculosis durante la infancia del pintor. También de tuberculosis falleció siendo niña una de sus hermanas. Años más tarde, su hermana predilecta, Laura, sería diagnosticada de una Psicosis Maníaco-Depresiva e internada en un psiquiátrico (recordemos que estamos a finales del siglo XIX).

La enfermedad, la muerte y la religiosidad obsesiva llenaron su infancia y su juventud y de todo ello surge una personalidad conflictiva y un tanto desequilibrada. Y esta desdichada infancia transcenderá a su obra.

Munch aspiraba a diseccionar el alma humana, y consigue transmitir la angustia, la soledad, la enfermedad, las obsesiones y la muerte… y también en erotismo. Creó un estilo sumamente personal, basado en acentuar la fuerza expresiva de la línea, reduciendo las formas a su expresión más esquemática y haciendo uso simbólico del color.

Hacia 1892, Edvard escribe en un diario una singular experiencia:

Paseaba por un sendero con dos amigos -el sol se puso- de repente el cielo se tiñó de rojo sangre, me detuve y me apoyé en una valla muerto de cansancio -sangre y lenguas de fuego acechaban sobre el azul oscuro del fiordo y de la ciudad- mis amigos continuaron y yo me quedé quieto, temblando de ansiedad, sentí un grito infinito que atravesaba la naturaleza”.

"La desesperación", E. Munch, 1892
Quiso plasmar esta experiencia, y así lo hizo en su pintura “La desesperación”. Sin embargo, no contento con el resultado pinta un nuevo cuadro, realizando algunos cambios. La figura en el primero es de un hombre vestido con sombrero de copa, que contempla el paisaje apoyado en una valla. En su obra posterior, sacrifica el realismo para conseguir el efecto de la auténtica desesperación que había experimentado. En su nuevo cuadro (que más tarde será llamado “El grito”) la figura masculina da paso a una figura más andrógina, que no tiene ninguna actitud contemplativa, y su rostro visto de frente trasluce un intenso y súbito sufrimiento.

Posiblemente por su carácter también obsesivo Munch realizó hasta cuatro versiones de “El grito”, y también la litografía (1895) para permitir su reproducción en diarios y revistas.

Una enfermedad ocular le obligó a dejar la pintura en 1930. Munch consiguió el reconocimiento de su obra en vida, asistiendo a numerosos homenajes. Sin embargo, durante la invasión nazi de Noruega, sus cuadros fueron retirados de museos y galerías por ser considerados escandalosos.

"El grito", E. Munch, 1893
Munch falleció en Oslo en enero de 1944, a los 81 años. Falleció solo tal como había vivido.

Dos de sus versiones de “El grito” han sido robadas (aunque posteriormente recuperadas). La obra principal, robada y recuperada en 1994. Sin embargo, la segunda versión, sustraída en 2004 del Museo Munch, aunque fue recuperada en 2006, sufrió daños irreparables en su coloración.




El aterrador "TRASTORNO DE PÁNICO"


El trastorno por crisis de pánico es una enfermedad real, frecuente y muy limitante.

A lo largo de este año, en Catalunya más de cien mil personas lo padecerán, este cálculo está realizado sobre la  estimación de su prevalencia en población general, que es del 3%. Como en la mayoría de los cuadros de ansiedad, afecta más a las mujeres que a los hombres (el doble para ellas). 

En este trastorno la persona afectada sufre de episodios (crisis) inesperados y repentinos de intenso miedo acompañados de síntomas físicos. 

Durante las crisis, el paciente experimenta un intenso y súbito terror, acompañado de manifestaciones físicas de ansiedad, como taquicardia, sudoración, temblores y ahogo, entre otras, ya que también pueden sufrir mareos o sensación de "vacío en la cabeza", molestias abdominales y vértigos. A las molestias físicas se añaden otras percepciones, como la sensación de perdida de control o incluso de muerte inminente.  

Tal aterradora experiencia suele durar entre 10 minutos y una hora, o incluso prolongarse algo más. Tras la repetición de varias crisis (y en ocasiones incluso tras la primera y única crisis), el paciente se sentirá desasosegado, habiendo aumentando su nerviosismo a nivel global. 

Por otra parte, la mayoría de los pacientes presentan un gran temor a que se repitan los ataques y evitan los lugares en que se han producido, mermando así su autonomía y su autoestima. Afortunadamente hoy en día disponemos de tratamientos eficaces para aquellos que sufren de crisis de pánico.

"El grito", de Edvard Munch
Una buena aproximación pictórica al pánico


Consulte mi web: www.drahumbert-psiquiatria.es