domingo, 8 de junio de 2014

CRONICIDAD en PSIQUIATRÍA


Ruinas del templo dedicado a Saturno en el Foro Romano (siglo IV a.C.)


En muchas ocasiones un paciente preocupado por su dolencia me pregunta ¿Pero… lo mío no será crónico?

Y en ese momento entiendo que puede haber una confusión entre “crónico” y “eterno” o “de por vida”, con lo cual infiero que en muchas ocasiones al concepto de crónico está asociado el concepto de incurabilidad.

Que nos dice la Real Academia de la Lengua Española:

crónico, ca.
          (del latín chronĭcus, y este del griego χρονικός).

            1. adjetivo            Dicho de una enfermedad: larga.
            2. adjetivo            Dicho de una dolencia: habitual.
            3. adjetivo            Dicho de un vicio: inveterado.
            4. adjetivo            Que viene de tiempo atrás
           
    



A su vez la palabra griega χρονικός se refiere a Cronos, el dios del tiempo. El Saturno de la mitología romana. 

Cronos mutilando a Urano. Giorgio Vassari, Palazzo Vecchio, Florencia, 1560



Pero, ¿cuál es su acepción admitida en Medicina?

Según la Organización Mundial de la Salud, cuando nos referimos a enfermedades crónicas hablamos de aquellas de larga duración y por lo general de progresión lenta. La OMS en su definición pone ejemplos como enfermedades cardíacas, el cáncer, las enfermedades respiratorias y la diabetes. Añade el dato de que en 2008, treinta y seis millones de personas fallecieron de una enfermedad crónica, la distribución por sexos era homogénea, aunque casi el 30% de los afectados era menor de 60 años.
Crónico... larga duración


El término crónico hace referencia al tiempo de evolución de la enfermedad, no proporciona información acerca de la gravedad. Hay enfermedades crónicas como la rinitis o la alopecia que no revisten ninguna gravedad, y otras que pueden representar un factor de riesgo importantes para la salud, como la arterioesclerosis.



¿Y que sucede en Psiquiatría?

Inicialmente se consideraba que los
trastornos mentales duraban de por vida.
Pues veamos un poquito de historia:  A principios del siglo XIX todavía se creía que la locura era total y duradera y las remisiones eran explicadas como “intervalos lúcidos” (la locura siempre acechaba en el fondo).

Durante la década de 1810 este punto de vista metafísico de la locura  empezó a cambiar al menos en los tribunales por la idea (de origen legal) de que la vesania puede ser parcial.

Después de 1850, se produjeron varios cambios en la visión totalitaria de la locura surgido de las observaciones clínicas realizadas en los nuevos asilos mentales.
  •  El concepto médico de agudo y crónico llegó a la Psiquiatría en dicho período, aunque este concepto (el de crónico en Medicina) causó poco revuelo y se combinó rápidamente con el viejo concepto de la locura total y duradera. La “enfermedad aguda” por otra parte no halló contrapartida entre las diversas formas de la locura que por todos eran consideradas como persistentes.
  • Alrededor de 1850 el panorama conceptual también empezó a cambiar dado que el "tiempo" (como una dimensión) se incluyó en las disciplinas de moda de la época como la neurofisiología y la teoría de la evolución.
La persistencia de la memoria. Salvador Dalí. (El famoso cuadro de los relojes blandos)



Por tanto se llegó a un conclusión: por primera vez parecía claro que las enfermedades mentales crónicas podrían iniciarse como trastornos “agudos”, y así se generó la necesidad de explicar los mecanismos de transición. La locura misma era vista como un proceso que ocurre en el tiempo y el espacio, y esto llevó al abandono de la pretensión metafísica de "una vez loco siempre loco". Esta temporalización de la locura continuó a buen ritmo hasta 1863 cuando Kahlbaum sugirió que la enfermedad mental puede ser definida en términos de su curso evolutivo y la edad biológica a la que se inició.

Nota de prensa de la inauguración del
Sanatorio Psiquiátrico de Sant Boi en 1854
A partir de la segunda mitad de la centuria (siglo XIX) el término crónico empezó a ser usado en psiquiatría de diferente modo. En ese momento la palabra crónica/a estaba unida a unas agrupaciones específicas de síntomas o trastornos. Como algunos autores han remarcado durante este período la cronicidad se convirtió en el sello distintivo de la enfermedad psiquiátrica, y el mundo de la psiquiatría institucional se organizó de acuerdo con ello. Ejemplos de este nuevo uso los hallamos en el trabajo de Kahlbaum (que influenció a Kraepelin) y otros.

En paralelo a tales cambios es el establecimiento de la noción de degeneración la que proporciona otra identidad al concepto de cronicidad: el deterioro.

Por último, con la llegada de las terapias biológicas, especialmente los psicofármacos, se añade un nuevo concepto dicotómico: el de “respuesta al tratamiento” (quien se cura o mejora) y su contrario “resistencia al tratamiento” (quien ni se cura ni mejora). Rápidamente la cronicidad se asoció además a resistencia al tratamiento.

Tristeza. Christian Krohg, 1881
De aquí podemos deducir que el término CRÓNICO y especialmente en psiquiatría, se asocie a:

·               Para siempre…
·               Y para siempre,  mal.

Con lo cual la pregunta del paciente ¿Lo mío es crónico? conlleva unas ideas preconcebidas y firmemente establecidas en el ideario popular.  Tanto más, cuanto que muchos diagnósticos pueden llevar este adjetivo acompañante.

Para aclarar las cosas con respecto al diagnóstico, hay que tener en cuenta que a partir de la década de los 80 del pasado siglo, con las nuevas clasificaciones psiquiátricas se quiere solo DESCRIBIR y no hacer predicciones en cuanto a la evolución, el término crónico -que puede acompañar a un diagnóstico- hace referencia estrictamente a un criterio de temporalidad, es decir, de duración del padecimiento.
 
La "Biblia" del diagnóstico en psiquiatría
Sin embargo, a pesar de dicha intención la cosa no está exenta de confusión, ya que este criterio cronicidad/duración puede :
  • Ir implícito en el propio diagnóstico como en el caso de las trastornos del llamado Eje II (los llamados “trastornos de personalidad” y algunas condiciones persistentes de aparición en la edad infantil).  
  • Formar parte de una especificación del curso de la enfermedad. 
  • Formar parte de los propios criterios diagnósticos, obviamente en términos de criterio de temporalidad, siendo estos diagnósticos muy diversos:


o   En el caso de la Esquizofrenia: 6 meses.
o   En el caso del Trastorno de Ansiedad Generalizada: 6 meses
o   En el caso del Trastorno Distímico: 2 años. 

Nuestra psiquiatra Lucy ya tiene su DSM-5
...
Aunque a veces no sea fácil de entender. 



Consideraciones diagnósticas aparte, todo psiquiatra clínico sabe que las enfermedades,  si se prolongan, pueden dar lugar a nuevos problemas que se añaden al padecimiento original. Por ejemplo, si una persona permanece deprimida durante mucho tiempo, a la depresión inicial se añadirán otros problemas:

  1. De tipo psicológico: pérdida de autoestima y de la confianza en si mismo, pérdida de la esperanza, mantenimiento del pesimismo. 
  2. Problemas de relación: el aislamiento social por sufrir una depresión dificulta sus relaciones con otras personas, pero además puede provocar otro tipo de aislamiento “secundario” ya que salvo el entorno más cercano, las amistades irán “prescindiendo” de la persona… (no te invito a cenar, porque nunca vienes); así mismo puede haber merma en las habilidades sociales del sujeto.
  3. Dificultades laborales:  disminución de sus ingresos si tiene períodos de baja prolongada o incluso pérdida del trabajo, también disminución de su capacidad de ejecución, si se encuentra apartado del mismo durante mucho tiempo.
  4. Problemas de salud general: si la astenia y la apatía son acusadas, a la persona con depresión le puede resultar muy difícil su autocuidado,  alimentación, ejercicio físico, controles médicos….
  5. Mujer dormida con gato. Wladislaw Slewinski
  6. Problemas conductuales: quien permanece mucho tiempo enfermo –de cualquier enfermedad- tiene probabilidades de desarrollar lo que se conoce como “conducta de enfermedad” o “rol de enfermo”, en los que el paciente obtiene “ventajas” por sufrir un trastorno y parece exento de determinadas responsabilidades, pero siempre y cuando se mantenga la enfermedad. Este es un concepto bien definido por la sociología, pero que también lo pueden explicar muy bien las mamás que hayan tenido a un niño enfermito durante un tiempo largo.
    Aprovechando el "rol de enfermo"



En resumidas cuentas, hay que evitar la cronificación. ¿Cómo? A mi modo de ver lo fundamental es recibir ayuda y tratamiento de forma precoz … (o cuando menos, la no demorar la consulta  a un profesional) y no confiar que “ya se que me pasa, ya se me pasará…”

Si el profesional que nos ha diagnosticado un problema sugiere un tratamiento (del tipo que sea) hay que solicitar que nos informe de sus expectativas, es decir: que debemos esperar del tratamiento (y que no),  durante cuanto tiempo debe mantenerse, que molestias nos puede producir y cual debe ser nuestra actitud y nuestra forma de actuar para mejorar.

Ah… y una última cosa, el hecho de llevar con una condición clínica durante mucho tiempo NO implica que la misma sea irreversible.

Es posible que se haya acudido a muchos psicólogos, pero también que no nos hayamos implicado completamente en la terapia… por nuestra propia situación clínica, por impericia del profesional, porque los consejos obvios no siempre son fáciles de seguir…

También es posible que se hayan tomado muchos fármacos … pero no a las dosis requeridas o con la combinación adecuada, o que tengamos una condición médica que nos dificulte la respuesta farmacológica. O no se tuvo en cuenta un factor relevante de nuestra biografía o situación que dificultaran la mejoría. O como suele ocurrir en la vida, una combinación de varios factores.

Pero insisto, lo CRÓNICO puede dejar de serlo. 




domingo, 1 de junio de 2014

VÉRTIGO. Análisis psicológico




VÉRTIGO

Madeleine a punto de tirarse al mar
Vértigo. De entre los muertos” fue dirigida por Hitchcock en 1958.  Ya he mencionado en mi entrada anterior que en 2012 fue designada  como “la mejor película de todos los tiempos” por parte de la revista inglesa “Sight and Sound” mediante una encuesta realizada a más de ochocientos críticos de cine. Méritos cinematográficos aparte, me interesa hablar de esta película por la gran cantidad de elementos psicopatológicos que contiene.

La novela de Boileau y Narcejac
El guión de la película está basada en la novela de Pierre Boileau y Thomas Narcejac “D’entre les morts”. Sin embargo, parece que estos autores la escribieron “pensando” en vender los derechos a la Paramount para que Hitchcock realizara una película (así lo desvela otro cineasta francés François Truffaut en su libro “El cine según Hitchcock”.

Como se trata de un film de 1958 no creo destripar el final (o hacer “spoiler” como dicen ahora los jóvenes).  




La historia:

La acción de la película transcurre en San Francisco y alrededores. En la novela la acción transcurre en un pueblo de las Ardenas en Francia durante la II Guerra Mundial.

El protagonista masculino es John “Scottie” Ferguson (interpretado por James Stewart) oficial de policía retirado por padecer vértigo (en realidad padece acrofobia). Ferguson se muestra amargado por su problema y parece que su único apoyo es Midge (Barbara Bel Geddes), su antigua novia, que todavía está enamorada de él.

Scottie con Midge

Scottie recibe el encargo de un viejo amigo, Gavin Elster,  para que vigile a su bella y enigmática mujer Madeleine (la actriz es Kim Novak) que presenta un  extraño comportamiento y una gran  fascinación por una bisabuela suya que se suicidó a los veintiséis años. Como la esposa también tiene esa edad, el marido teme que ella “esté poseída” por su antepasada y quiera poner fin a su vida.

La primera vez que Scottie ve a Madeleine.  En un restaurante
vestida de verde sobre fondo rojo

 
Madeleine contemplando el retrato de su antepasada
Scottie cumple el encargo de su amigo,  vigila a la mujer, la sigue a todas partes, al cementerio donde está enterrada Carlota, al museo donde se exhibe su retrato, y así se va enamorando de ella. 

Un día salva de morir ahogada a Madeleine, que se había lanzado voluntariamente al océano ... 

Madeleine en el apartamento del detective,
tras rescatarla
Entonces parece que Madeleine también se ha enamorado de John Ferguson.  Pero éste no consigue evitar, debido a su enfermizo vértigo (acrofobia) que en un arrebato Madeleine se lance al vacío desde el campanario de una iglesia. 

Madeleine acude a la misión de San Juan Bautista,
donde había vivido Carlotta. 



El campanario


Las escaleras del campanario, por las que el detective no puede ascender
El trauma y origen de la acrofobia de Ferguson

John Ferguson se siente responsable de la muerte de Madeleine, a la que amaba. Además ya conocemos desde el inicio de la película que su vértigo/acrofobia tiene como origen una situación vivida cuando era policía: en una ocasión persiguiendo a un delincuente por los tejados de la ciudad está a punto de caer al vacío, aunque consigue salvarse al aferrarse a un canal de lluvia. Sin embargo, el que se precipitó y murió fue un colega que quiso ayudarle. Dejó el servicio debido al sentimiento de culpa y a los síntomas de vértigo (repito acrofobia) que presentaba.

El trágico fin de la mujer a la que debía proteger hace que Scottie Ferguson experimente un mayor sentimiento de culpa y cae en una depresión nerviosa, por lo que debe ingresar en un hospital psiquiátrico. 

Un inerme John Ferguson recibe la visita de la leal Midge

Tras un tiempo es dado de alta, aunque persiste la pena por la muerte de su amada y visita insistentemente los lugares por los que la siguió. 

Judy Barton. ¡Como se parece a Madeleine!

Un día casualmente descubre a una joven que se parece extraordinariamente a Madeleine, se trata de Judy, una dependienta algo vulgar en sus maneras y vestuario, no obstante Scottie empieza a cortejarla y totalmente obsesionado por el recuerdo de la fallecida, quiere recrear en Judy la imagen de Madeleine.

La verdad: Judy Barton vistiendo como Madeleine,
y la auténtica
Madeleine Elster lanzada al vacío por su marido.
Sin embargo, aquí los espectadores nos enteramos de que Judy en realidad es Madeleine. Toda la historia de ésta había sido una trama urdida por Gavin Elster para desembarazarse de su propia esposa. Judy era la amante de Elster, y la que cayó del campanario fue la esposa legítima (la verdadera Madeleine Elster), arrojada por el marido que la había matado previamente.  Gavin Elster habían especulado (y acertado) que la enfermedad de Scottie le impediría seguir a “Madeleine” a un sitio elevado y aleccionado a Judy para seducirle y llevarle hasta el campanario.

Judy escribe la verdad, pero el amor...
Elster huyó a Europa con la herencia de su fallecida mujer (la Madeleine auténtica, a la que jamás conoceremos) y abandona a su amante Judy, dejándole algún dinero y regalos. Judy escribe una carta a Scottie confesándoselo todo, pero como realmente se había enamorado de él durante la farsa, duda y no se la entrega.


Ferguson quiere revivir con Judy su historia con Madeleine.
Pero no son iguales.

La transformación de Judy en Madeleine...
Judy  sigue a Scottie en el juego de convertirse en una nueva “Madeleine”, acepta cambiar de forma de vestir, teñirse el cabello y aunque reticente, también a peinarse como ella.  



...solo falta el peinado
Madeleine ha regresado "de entre los muertos"

Sin embargo, llega un momento que Scottie descubre que Judy era la que el
Un error de Judy...
creía Madeleine, y preso de ira la arrastra por la fuerza al campanario, venciendo su acrofobia. Judy, aterrorizada cae al vacío por accidente. Scottie “se ha curado” de la acrofobia pero ha perdido definitivamente a su amor, que era una mera ilusión. 

John ha perdido a su amor dos veces



Estética visual:

Estética centrada en el rojo
El director muestra una gran preocupación por la estética de la película desde los mismos títulos de crédito, obra de Saul Bass: el rostro de una mujer, la cámara se centra en uno de sus ojos y de aquí aparecen una serie de imágenes en espiral, que sugiere tanto el vértigo del protagonista como el carácter circular de la historia. Y todo ello con colores irreales y elementos gráficos que debieron constituir un efecto inquietante en la década de los cincuenta.

Otro dato de interés es la utilización de los colores,  por una parte el rojo sobre cualquier otro, el cartel anuncio de la película, el ojo del inicio, la tumba que sale en el sueño. También algunos decorados, como el restaurante, el despacho de Gavin Elster, el vestido rojo, el puente “Golden Gate” o los labios de la actriz. Claro, que el rojo es un color que siempre se ha relacionado con la pasión y el peligro.
Madeleine envuelta en rojo

Pero también el color verde es importante, simbolizando la muerte, veamos lo que cuenta el propio Hitchcock a Truffaut:

“Usted recuerda que, en la primera parte, cuando James Stewart seguía a Madeleine en el cementerio, los planos de ella la hacían bastante misteriosa, pues los rodamos a través de filtros de niebla; conseguíamos así un efecto coloreado de verde por encima del brillo del sol. Más tarde, cuando Stewart encuentra a Judy, la hice residir en el Empire Hotel de Post Street porque hay en la fachada de este hotel un anuncio de neón verde que parpadea constantemente. Esto me permitió provocar de manera natural, sin artificio, el mismo efecto de misterio sobre la muchacha, cuando sale del cuarto de baño, está iluminada por el neón verde, vuelve verdaderamente de entre los muertos.”


La banda sonora:

La banda sonora de Vértigo fue compuesta por Robert Herrmann, marcando de forma magistral las situaciones y personajes:


  • El preludio que ilustra la secuencia de los títulos de crédito también sugiere esa espiral gracias a la música envolvente.
  •  En la persecución nocturna por los tejados de San Francisco aparece un motivo musical rápido, intenso y agobiante, que reaparece en la secuencia en la que el detective trata de evitar el suicidio de Madeleine en el campanario.
  • En relación al misterioso y seductor personaje de Madeleine desarrolla un motivo de cuerda (con la inestimable cooperación del preludio de Tristan e Isolda de Wagner), que alcanza su apoteosis en la escena en la que Judy se “transforma” en Madeleine para Scottie.
  • Herrmann compuso además un tema que se asocia al personaje de Carlota Valdés, una habanera inspirada en el Vals triste de Sibelius.
  • En las escenas de  Midge, la exnovia del detective, suena música de Mozart y Bach, que es la contraposición del tema romántico y wagneriano que Herrmann asocia a Madeleine. 
Tristan e Isolda a la izquierda. Madeleine y John Scottie a la derecha


Referencias a mitos y otras obras artísticas:

La mayoría de los besos en Vértigo responden a una imitación de la escultura El beso de August Rodin. También se dice que Hitchcock  basó algunos planos y el colorido en el pintor Edward Hopper.

La misión de San Juan Bautista
 
Edward Hopper, El faro



El Golden Gate en Vertigo.
El momento en que Madeleine se arroja al mar

El cuadro Queensborough Bridge de Edward Hooper.
La misma perspectiva
Contiene también referencias a obras literarias, como “El retrato oval” de Edgar A. Poe, donde un pintor perfecciona tanto el cuadro de su mujer hasta conferirle vida, entonces muere su modelo, es decir, la mujer.

Por si fuera poco encontramos también referencias de la mitología clásica: El mito de Pigmalión y el de Orfeo y Eurídice. El mito de Pigmalión que fue narrado por Ovidio  en sus Metamorfosis nos cuenta que este hombre, Pigmalión desesperado por no encontrar la mujer perfecta se dedica a hacer esculturas; una de ellas Galatea, era tan hermosa que Pigmalión se enamora de su propia obra. George Bernard Shaw había tratado este tema en su obra Pigmalion (que luego dio lugar a la película “My fair lady”) en forma de comedia.

El mito de Orfeo nos habla de su dolor por la pérdida de su esposa Eurídice, por lo que se lamenta tocando y cantando lastimeramente, de forma que las ninfas y los dioses lloraron y le aconsejaron que descendiera al inframundo en busca de su amada. Así lo hace, y casi la recupera, pero un descuido por su impaciencia hace que Eurídice se desvanezca antes de llegar al mundo de los vivos.


Psicopatología de los personajes:

John Scottie Ferguson tras una experiencia altamente traumática que vemos en la primera secuencia experimenta un “Trastorno por estrés postraumático” cuya sintomatología más obvia en el film será la acrofobia (o el vértigo como le han llamado), aunque también le vemos como una persona pusilánime y desencantada, agarrotado por el conflicto y la limitación que le produce y que lleva su vida como puede.

Cuando conoce a la que cree es Madeleine, Scottie se enamora del misterioso personaje. Es un soñador y le atrae el halo de misterio de la mujer. Sin embargo, el sentimiento amoroso que le profesa no es suficiente para superar la acrofobia y “no puede salvarla”. 

Un inseguro John Ferguson, salvando a Madeleine volverá a sentirse un héroe

Tras esto presenta un cuadro depresivo (antaño diríamos reactivo) actualmente lo denominaríamos un Trastorno Depresivo Mayor, grave con síntomas somáticos, ya que casi se encuentra con una gran lentitud motora, casi catatónico, y requiere hospitalización.

Cuando se le da el alta, empieza a desarrollar un duelo obsesivo por Madeleine, visitando los lugares por donde ella estuvo. Su pensamiento solo es para la fallecida Madeleine. 

La tumba de Carlotta Valdes, la bisabuela de Madeleine

Entonces, al encontrar a una persona que “se le parece” sus acciones son compulsivas, no se enamora de esta persona, ya que ni se fija en como es en realidad… Solo desea que se transforme en Madeleine, y así lo va consiguiendo con el envoltorio y también afina sus modales para reproducir a su amada; como Orfeo va a buscar a su Eurídice al inframundo.


Madeleine Elster y Judy Barton en el mismo escenario...
Son iguales pero tan diferentes
Cuando descubre el engaño es presa de la ira, y tiene una violenta reacción (que podemos comprender como lógica) para desenmascarar a Judy y la lleva al campanario donde creía que había muerte Madeleine.  La ira le hace superar la acrofobia, Judy le confiesa su amor y le pide que olvide, está a punto de recuperar ese amor construido por él… pero el destino juega su última baza.


Midge, la amiga fiel. Me parece un personaje muy interesante, aunque es muy secundario en la acción, ya que representa el contrapunto de Madeleine /Judy. 

Midge es una persona sin misterio, trabajadora, independiente y con sentido del humor. Representa el día, mientras que Madeleine nos refiere a las sombras. Sin embargo, también puede ser el negativo de Judy, ya que Midge es honesta y leal a John, mientras que Judy ha participado en el gran engaño. Sin embargo, de nada le sirve a Midge seguir enamorada de Scottie. 


Midge, siempre dispuesta a ayudar a John


Madeleine se nos muestra como un enigmático personaje, marcado por la obsesión hacia su antepasada fallecida. Hierática, distante, melancólica, con deseos de poner fin a su vida… en fin el prototipo de mujer fatal y también por su aparente tortura interior representa la visión estereotipada de una suicida en la literatura y el cine.  
 
La enigmática Madeleine, en realidad una ilusión...
ante la tumba de Carlotta Valdés
Pero Madeleine es una invención. El objeto amado de Scottie no existe, éste se ha enamorado de un personaje, no de una persona.


Judy, si que es una persona real, con muchos claroscuros, aunque aparente simplicidad. Es capaz de transgredir (ha sido la amante de Gavin Elster, pero no sabemos si le amaba), ha participado en el complot para que Elster pudiera matar impunemente a su mujer, tampoco sabemos si por interés o por amor… aunque a su vez ha sido engañada por el auténtico asesino. Por tanto, Judy puede tener un comportamiento psicopático. 

Judy Barton enfrentada al espejo.
No es la imagen que desea John Ferguson

Es inteligente, ya que a pesar de que su auténtica naturaleza es sencilla y vulgar  es capaz de recrear el personaje de Madeleine, y dotarlo de ese halo de misterio y seducción, por encima de la carnalidad. También comprobamos que es una persona audaz, ya que se lanza al mar en la bahía de San Francisco para dar credibilidad al ardid. 

Judy sucumbe al amor durante la trama, aunque me queda la duda de saber si se enamora auténticamente del detective o bien se enamora de la idea de ser objeto de adoración. Cuando Scottie reaparece en su vida, siente remordimientos (lo cual no tendría una auténtica psicópata) y le escribe una carta de explicación. Pero de nuevo son más fuertes la atracción del amor y la obstinación de Scottie recuperando a Madeleine, y aunque Judy en un principio desea ser ella misma, sucumbe a la transformación… quizá piense que es mejor tener a Scottie aunque éste ame a “otra mujer” encarnada en su persona.


Toda esta reflexión acerca de los personajes me ha hecho pensar en la naturaleza de las relaciones sentimentales. Cuantas veces nos enamoramos de una imagen, que el amado o nosotros mismos hemos elaborado (Madeleine/Scottie). Y cuantas veces alguien intenta cambiar a la persona amada para que se adapte a sus deseos (Scottie/Judy). Con que facilidad podemos desdeñar la lealtad y el amor de alguien (Scottie/Midge). Y finalmente, cuantas veces no somos nosotros mismos en una relación sentimental (Judy actuando como Madeleine ó Judy dejándose transformar en Madeleine).

El retrato de Carlotta Valdés quien tiene "hechizada" a "Madeleine".
En realidad ha hechizado a Scottie Ferguson. 


La escena cumbre de la película: