viernes, 5 de junio de 2015

MENS SANA IN CORPORE SANO

MENS SANA IN CORPORE SANO


Ruinas de una palestra romana


“Orandum est ut sit mens sana in corpore sano.
fortem posce animum mortis terrore carentem,
qui spatium vitae extremum inter munera ponat
naturae, qui ferre queat quoscumque labores,
nesciat irasci, cupiat nihil et potiores
Herculis aerumnas credat saevosque labores
et venere et cenis et pluma Sardanapalli.
monstro quod ipse tibi possis dare; semita certe
tranquillae per virtutem patet unica vitae”     

      Decimus Iunius Iuvenalis (*) 





No solo la dualidad MENTE/CUERPO es una falacia, por muy cartesiana (**) que parezca, ya que la mayoría de las llamadas “enfermedades de la mente” tienen un correlato en la neurofisiología del órgano rector del ser humano: el cerebro. Y también nuestra fisiológica es la responsable de la conducta y de las emociones.

Pero además, existe una gran comorbilidad entre enfermedades médicas y trastornos psiquiátricos. Este es un hecho que se ha ido haciendo evidente en todos los sentidos:

  • Los pacientes con enfermedades psiquiátricas graves, como la esquizofrenia, la anorexia nerviosa o los trastornos por consumo de sustancias, tienen reducida su esperanza de vida en comparación con la población general.
  • A su vez, existe un aumento de la prevalencia (no siempre claramente explicada) de condiciones médicas como la diabetes, la psoriasis y la hepatitis C en pacientes afectos de cuadros depresivos y cuadros de ansiedad.
  • Por otra parte, algunos tratamientos para condiciones médicas como la propia hepatitis C, los fármacos antirretrovirales contra el virus HIV, y múltiples tratamientos para enfermedades crónicas, como el Parkinson pueden producir fenocopias de trastornos depresivos. También, múltiples fármacos como los indicados frente al asma y los corticoides pueden producir síntomas de ansiedad.
  •  Asimismo, casi todas las enfermedades médicas (excepto las muy agudas) se asocian a padecer cuadros depresivos secundarios, la mayoría situaciones de desmoralización producidas por el dolor, la impotencia funcional y el rol de enfermar.

Esto es, los profesionales que entendemos de la vida psíquica no podemos olvidar el cuerpo, no podemos olvidar que antes que psiquiatras somos médicos, para descartar enfermedades orgánicas, evitar o minimizar efectos adversos y mejorar en todos los sentidos la calidad de vida de nuestros pacientes. 





(*)  Decimus Iunius Iuvenalis (Juvenal)

Esta cita latina, que proviene de las Sátiras de Juvenal. Es famoso el primer verso, el que hace referencia a “mens sana in corpore sano”.

Si leemos los versos de esta cita al completo, observaremos que su sentido original es el de la necesidad de orar para obtener salud, tanto de mente como de cuerpo... Entre otras otras cosas buenas por las que se debe rezar. 

Pero esta décima de Juvenal nos sirve de referencia por dos motivos: 

  1. Por la importancia que los antiguos romanos daban al ejercicio del cuerpo, hecho que impregnó su cultura y la vida diaria, como lo atestiguan las ruinas de las palestras (gimnasios) y los campos de entrenamiento como el Campo de Marte en Roma. 
  2. Además de salud, Juvenal aconseja orar para tener templanza frente a la vejez y a la muerte, para considerar la vida y el tiempo que se nos concede como un regalo de la naturaleza, ser constantes, eliminar la ira, la crispación y la envidia, evitar la molicie y ser virtuosos. 
Aquello que Juvenal consideraba bueno para los romanos de su época, seguro que también para nosotros lo es. 



Se debe orar que se nos conceda una mente sana en un cuerpo sano.
Pedid un alma fuerte que carezca de miedo a la muerte,
Que considere el espacio de vida restante entre los regalos de la naturaleza.,
Que pueda soportar cualquier clase de esfuerzos,
Que no sepa de ira, y esté libre de deseos
Y crea que las adversidades y los terribles trabajos de Hércules son mejores que las satisfacciones, la fastuosa cena y la placentera cama de plumas de Sardanápalo (***)
Te muestro lo que tú mismo puedes darte, con certeza que la virtud es la única senda para una vida tranquila.
                                            Décimo Julio Juvenal





(**)   Mentalidad cartesiana o dualismo cartesiano

René Descartes
El dualismo cartesiano se refiere al movimiento intelectual suscitado por el pensamiento de René Descartes a finales del siglo XVII y principios del XVIII, cuya influencia se encuentra en pensadores posteriores. Descartes definió la separación de sustancias:
  • Alma, es la que tiene la capacidad para discernir entre lo bueno y lo malo (lo que llamamos mente).
  • Cuerpo, que está determinado por el ambiente y se reduce a leyes mecánicas.

Esta dualidad cartesiana ha perseguido al mundo de la Medicina hasta nuestros días.








(***)  sARDANÁPALO 

La muerte de Sardanápalo (Delacroix, 1827)



(***) Sardanápalo -también llamado Asurbanipal- fue un rey asirio que era representado por los antiguos griegos como un sátrapa disoluto, apegado a los lujos y placeres sensuales al mejor estilo de las cortes orientales). Es decir un monarca que ejercía el poder absoluta, siendo además un vividor en cuya corte imperaba el lujo más excéntrico y la lujuria desenfrenada. 

Por ello Juvenal lo utiliza como antítesis de una vida esforzada y virtuosa. 

sábado, 30 de mayo de 2015

PERFECCIÓN, PERFECCIONISMO... y GEOMETRÍA


 
Para muchos, este no será un paisaje perfecto

Perfección       (Del latín perfectĭo, -ōnis).
1.  Acción de perfeccionar.
2. Cualidad de perfecto.
3. Cosa perfecta.

Perfeccionismo
1.  Tendencia a mejorar indefinidamente un trabajo sin decidirse a considerarlo acabado.

Estas son las definiciones de la Real Academia Española de la Lengua para estos conceptos. ¿Por qué las menciono?

Porque de un tiempo a esta parte, escucho a un sinfín de personas que se declaran a sí mismas como perfeccionistas, atribuyendo a tal característica el núcleo central de su padecimiento.

Perfeccionismo: ¿bueno a malo?


Lo curioso del caso, es que la mayoría de estas personas no consideran el perfeccionismo como algo negativo, sino más bien como una cualidad que les “coloca” por encima de los demás seres humanos de su entorno ya que entienden que la causa de su sufrimiento es que no resisten “la imperfección” de los demás, puesto que les obliga a estar atentos y vigilantes en un sinfín de tareas sobre las que tienen que ejercer un control. 
¿Dónde ha quedado el placer de pintar en la pared?


Vale decir, que también ocurre es que muchos de los auto-denominados perfeccionistas no lo son especialmente...  Pero este –ismo goza de relativa “buena fama”. Es decir, parece un valor seguro declararse “perfeccionista” (sobre todo frente al mercado laboral) frente a manifestar  que no sufrimos o nos alteramos especialmente por el resultado obtenido en algún trabajo encomendado (aunque esa persona la ejecute con total solvencia y buen rendimiento).
Sin más palabras


Por lo tanto, creo que vale la pena aclarar el concepto desde una perspectiva psicológica (para ello me apoyo en el libro espléndido escrito por mi colega la Dra. Cristina Ruiz Coloma, “Atrévase a no ser perfecto”.

El perfeccionismo es un rasgo de personalidad, esto es una característica estable en la estructura de personalidad de un individuo. Dicho rasgo consiste en la creencia de que se puede y se debe alcanzar la perfección. Así dicho, no parece algo especialmente malo, sino más bien una cualidad, ya que el esfuerzo, el orden, la implicación y la meticulosidad son cualidades valoradas y ligadas a la eficiencia en el cumplimiento de objetivos. Supongo que de aquí viene la vivencia y el deseo de autoproclamarnos perfeccionistas.

Entonces, si el perfeccionismo está relacionado con la búsqueda de la perfección (algo positivo en sí misma) y cuyo motor es el deseo de superación (también algo bueno) ¿por qué puede representar un problema?

Analizando un poco más el concepto de perfeccionismo, la Dra. Ruiz nos explica que resulta de la combinación de tres aspectos:

·       El deseo de mejorar
·       Un afán por alcanzar metas excesivamente elevadas

·       La preocupación por el concepto que tienen los demás de uno mismo.
 


Es evidente que el deseo de mejora es algo constructivo, sin embargo los otros dos puntos ya pueden conllevar problemas. Esto es, fijarse metas inalcanzables y la preocupación excesiva por la opinión social son fuentes seguras de problemas y malestar.

Las personas rígidamente perfeccionistas tienden a proponerse objetivos que o bien son excesivamente elevados, o bien tienen una definición tan ambigua y subjetiva (la perfección) que nunca se sienten satisfechos con lo logrado. Este estilo de actuación ejecutado uno y otra vez puede llevar a nuestro acérrimo perfeccionista a un pensamiento categórico del estilo “todo o nada” (“o lo hago perfectamente o no lo hago”), también a posponer la ejecución de la tarea (“tengo que tener todos los datos y todo en orden antes de iniciarla”) por lo que el mismo se limitará la acción e incluso puede bloquearla.



A su vez el perfeccionista está tan pendiente de la aprobación de los otros que puede desdeñar su propio criterio, siente un temor inusitado ante la crítica, aunque sea muy leve… y el más pequeño de los “peros” puede constituir una evidencia del escaso valor de su trabajo (y por ende de su poca valía como persona). Entonces dicho sentimiento le refuerza su idea de que todo este malestar cesará si alcanza la perfección… y se ve impelido a conseguirla (sea o lo que sea la perfección).

Asimismo, en relación a la forma de expresar el perfeccionismo podemos definir tres tipos de personas:

a)   El perfeccionismo como búsqueda de la propia perfección.
b)   El basado en la necesidad de que los otros sean perfectos.
c)    El que sostiene de que los demás esperan la perfección en uno mismo.


Nuestra sociedad competitiva valora y favorece el perfeccionismo. Para triunfar se precisa un nivel de disciplina, trabajo constante y deseo de evitar el error. Por tanto, algunos aspectos del perfeccionismo pueden ser ventajosos en determinadas áreas de la vida, pero  el perfeccionismo es un problema cuando causa un desgaste emocional, cuando paraliza, cuando impide ser feliz.

Como colofón, también deseo señalar que no todas las personas podemos conseguir todo lo que nos proponemos. El lema “si quieres, puedes”, que tanto machaca nuestro tímpanos y retinas, -desde la publicidad televisiva que nos quiere vender un producto hasta los “gurús” de la autoayuda, que también venden su producto- no es cierto. Lo lamento, pero no lo es. No todos podremos ascender al Everest, ni viajar a la Luna, ni dirigir a la sinfónica de Berlín interpretando la V sinfonía de Mahler, ni tener un cuerpo perfecto, ni jugar al fútbol como Messi, ni al tenis como Rafa Nadal, ni tantas otras cosas... 

Nadia Comaneci, la gimnasta rumana de 14 años que consiguió el primer 10 (perfecto)
 en los JJOO de Montreal,
como el marcador no estaba preparado para los dos dígitos,
la puntuación que salió fue 1,00




Esto es, tenemos limitaciones y debemos asumirlo, pero nada nos impide mejorar. La mejor "competición" es frente a nosotros mismos, la motivación y la superación son inherentes al ser humano y posiblemente le hacen humano, desde una perspectiva psicobiológica. Que gran objetivo, ser mejor y hacer las cosas un poquito mejor cada día, pero tengamos claro que la perfección -prácticamente- es un concepto matemático o geométrico.


El filósofo y matemático Bertrand Russell (Premio Nobel de Literatura) expresa la belleza matemática con estas palabras:
 
Sir Bertrand Rusell
"La matemática posee no sólo verdad, sino también belleza suprema; una belleza fría y austera, como aquella de la escultura, sin apelación a ninguna parte de nuestra naturaleza débil, sin los adornos magníficos de la pintura o la música, pero sublime y pura, y capaz de una perfección severa como sólo las mejores artes pueden presentar. El verdadero espíritu del deleite, de exaltación, el sentido de ser más grande que el hombre, que es el criterio con el cual se mide la más alta excelencia, puede ser encontrado en la matemática tan seguramente como en la poesía."

 
Los perfectos "sólidos platónicos"

La proporción áurea o divina proporción es la explicación matemática
de la belleza en el arte y la naturaleza


domingo, 17 de mayo de 2015

DEPRESIÓN ¿Yo puedo hacer algo?


 
Depresión: la vida sin color

Cuando a una persona le diagnostican de un cuadro depresivo, se siente además tremendamente abrumada.

Ya hemos hablado de los síntomas de esta enfermedad (mejor dicho de este grupo de enfermedades, ya que hay diferentes formas clínicas). Pero en todas ellas, la tristeza, la irritabilidad y el estado anímico bajo se adueñan del mundo mental de la persona que la sufre.

Y no solo eso, sino una total falta de energía (los psiquiatras lo denominamos anergia) resultando muy difícil acometer cualquier tarea… en los casos de depresión más grave resulta prácticamente imposible. También la falta de motivación o entusiasmo, que va desde una actitud apática a una total carencia de voluntad (a esto se le denomina abulia) pero ojo, no olvidemos que no estamos hablando de términos morales, sino desde una perspectiva de enfermedad. Así, la abulia y el resto de los síntomas vienen impuestos por las características de la enfermedad, no porque al paciente “no ponga de su parte o “no tenga voluntad de curarse”.

También los pacientes con depresión experimentar una incapacidad para sentir placer de acciones, cosas o situaciones que en otro momento les parecían gratas (y a esto le llamamos anhedonia). Para quien experimente esto, aunque haga un esfuerzo para involucrarse en alguna cosa placentera no experimentará un disfrute, a veces hay pacientes que me explican cosas así:

            “Me llevaron a ver una película de humor, para animarme, mi marido se rio mucho, bueno todos en el cine… yo también entendía que hacía gracia, pero me sentía alejada y solo esbocé alguna sonrisa de vez en cuando. Qué envidia ver a todo el mundo tan contento.”

Que extraña la risa de los otros cuando alguien sufre depresión


Los pacientes en este estado requieren tratamiento psicofarmacológico con antidepresivos. Pero no sólo eso, ya que en contra de la “opinión popular” de que “las personas deprimidas no hacen nada para ayudarse a sí mismo”, los pacientes con depresión desean combatirla con todas sus fuerzas (aunque recordemos que son pocas).


Por tanto conviene establecer un plan de AUTO-AYUDA 

Vamos a ver cuáles serían mis recomendaciones.


·     -Es bueno mantener un horario y planificación, aunque uno esté de baja laboral o de baja académica por la enfermedad.

Organice un sencillo horario

·      - Hay que mantener una buena higiene del sueño:
o   Asegurar las horas de sueño nocturno y que este sea reparador.
o   No dormir en el sofá.
o   Levantarse por la mañana (no hace falta que el paciente se despierte “al alba”, pero sí que se evite la inversión del horario).
o   Todo esto que puede parecer obvio, es importante dado que la mayoría de las personas con depresión experimentan su peor momento por la mañana.

Duerma por la noche, y en su cama

·      - Alimentación:
o   Procurar una alimentación equilibrada y rica en fibra.
o   No saltarse las comidas, aunque no se tenga apetito. Coma menos, pero a sus horas.
o   Hidrátese bien
o   No ingerir alimentos hipercalóricos en lugar de una comida cocinada.

Coma saludablemente


·       -Mantener un cierto nivel de actividad. Hacer una lista de cosas a realizar, en la que  debe incluirse:
o   Aseo e higiene, cuidado personal. Vestirse, aunque no se tenga que ir a ningún sitio.
o   Un mínimo de ejercicio físico (al principio puede tratarse de un corto paseo). Es preferible no marcarse grandes objetivos, pero sí ser constante con ello.
o   Intentar hacer alguna de las cosas que normalmente nos resultaban gratificantes (escuchar música, hablar con algún amigo…) aunque no se obtenga el mismo placer por ello.
o   Mantener un mínimo de actividad intelectual: leer el periódico (muchas personas con un cuadro depresivo les resulta difícil hasta leer los titulares de la prensa…)
o   Realizar alguna tarea no fatigosa (puede tratarse de algo doméstico, algún recado pendiente o similar).
o   Verificar si se modifica el estado anímico tras un pequeño logro.

Evite permanecer todo el día en pijama...

Aunque le cueste, salga un poco a pasear...

... intente leer
"Mujer leyendo" Matisse, 1921

·       -Intentar controlar el pensamiento negativo:
o   Este es el apartado que tiene mayor dificultad, porque las personas con un cuadro depresivo piensan “en negativo” por el propio trastorno, entonces en ese período de enfermedad, inactividad y desánimo es fácil que la mente se “entretenga” en los problemas, conflictos y el propio malestar.
o   Es bueno repetirse que este es un estado pasajero y que tendrá su fin.
o   No se sienta culpable por sufrir una depresión. No es una invención de su mente, ni se lo ha buscado… se trata de una enfermedad.
o   Cualquier duda que le surja, consulte a su médico. Es quien conoce su caso.  Recibirá muchos consejos bienintencionados pero no siempre acertados.


La depresión pasará... el paisaje poco a poco se llena de color