sábado, 8 de junio de 2013

"Viviendo con el enemigo" (Trastorno por ANSIEDAD generalizada)

Si nos ceñimos a la definición del “Trastorno de ansiedad generalizada” (TAG) según consta en nuestra “biblia” diagnóstica (criterios DSM-IV-TR) a la espera que se difunda el DSM-5, podemos leer que:


·           La característica esencial es la ansiedad (lógico, ¿no?) y la preocupación excesivas…
·           … que se observan durante y período superior a 6 meses
·           … centrados en una amplia gama de acontecimientos y situaciones.
·           El individuo tiene dificultad para controlar dicho estado de preocupación.
·           Esta preocupación se acompaña, al menos, de otros tres síntomas entre los siguientes:
o   Inquietud
o   Fatigabilidad fácil
o   Dificultades para concentrarse
o   Irritabilidad
o   Tensión muscular
o   Trastornos del sueño
·           Esta alteración provoca malestar clínicamente significativo, o deterioro social, laboral, o de otras áreas de la vida del individuo.

Puede parecer un cuadro leve (y de hecho lo es, si lo comparamos con otros trastornos que atendemos en nuestra especialidad) no obstante, representa una auténtica tortura para aquellas personas que lo sufren, sin olvidar su elevada frecuencia.

El TAG tiene una prevalencia anual entre la población general de casi el 5%, aunque entre los pacientes atendidos en un centro de salud dicha prevalencia se incrementa hasta el 12%. Otro dato a tener en cuenta, es el de la prevalencia-vida, según un estudio clásico norteamericano de 1994. A tener en cuenta, que la proporción entre sexos (hombre/mujer) es de 1 a 2.

¿Cómo se desarrollará un TAG? Casi siempre aparece de forma insidiosa, iniciándose con un incremento de la tensión subjetiva que irá fluctuando y se modifica en situaciones de estrés o sobreesfuerzos.

Los (o casi mejor dicho las) pacientes con ansiedad generalizada presentarán expectativa ansiosa, incremento de la vigilancia y alerta, tensión motora e hiperactividad autonómica.

Empecemos con la expectativa ansiosa, esto es inquietud interna, desasosiego, vivencias de amenaza ante preocupaciones reales (pero sobrevaloradas) o imaginarias, aunque plausibles.

Lo explicaré con un ejemplo:

Una mujer joven podría sentirse permanentemente preocupada por el aprendizaje rendimiento de su hijo pequeño que está todavía en educación preescolar. (No quiero decir con ello, que no sea importante la educación académica de los pequeños). Pero voy a suponer cómo podría iniciarse un cuadro de TAG:

La preocupación de la madre se podría haber iniciado por un comentario casual de la profesora (“hoy ha estado muy juguetón”)… y esta frase le diera pie a pensar que el niño quizá no aprenda a leer correctamente… que ello le dificultará estudiar la primaria y que no podrá completar la educación secundaria… y que a partir de ahí su hijo puede llevar una vida totalmente marginal: alcoholismo, drogas, etc… 

Entonces se iniciará un incremento de la alerta, empieza a estar muy atenta a todo lo que concierne al niño, si coge correctamente el lápiz, si habla con la misma corrección que sus compañeros… y si percibe pequeños “déficits” en la conducta de su hijo, se sobresalta enormemente (tensión motora, con inquietud, temblores, incluso dolores musculares). 

Cada vez le da más importancia a esos pequeños detalles: que si el niño va lento cuando lee..., que si lo compara con sus primas tiene un vocabulario menos amplio..., que se hace el remolón cuando tiene que hacer alguna tarea escolar, etc… Todas estas minucias que piensa corroboran sus negras predicciones, y por tanto se produce un nuevo incremento en la vigilancia y alerta de la mamá (ella misma empieza a estar más nerviosa e impaciente con el chiquillo, está irritable, no duerme bien) y también presenta síntomas de hiperactividad autonómica (taquicardia, palpitaciones, molestias digestivas, etc.)

La madre explica su gran preocupación a otros miembros de la familia, pero la opinión de los demás no la tranquiliza. Nadie le da importancia, e incluso ella misma reconoce que lo está magnificándolo todo. Pero a pesar de ello, sigue percibiendo esa inquietud, y cualquier pequeño detalle se la recuerda (el niño ha olvidado algo en el colegio… alguien le habla del éxito académico de una hija y piensa a mi hijo todo le irá mal…).

Esto no es una caricatura. Tampoco se trata de personas que “como no tienen otras preocupaciones se las inventan”, frase que nuestros pacientes con ansiedad escuchan constantemente.Se trata de personas que están viviendo con su enemigo (la ansiedad) y que tienen que realizar un gran esfuerzo cada día para seguir con su vida en una especie de "libertad bajo fianza". 


Nuestra historia de TAG en imágenes:






 










No hay comentarios:

Publicar un comentario